//Por: Rubén Pardo, Piloto de Nascar, Equipo Citizen – Potosinos – Toyota
Contaré un poco de mi historia. Todo empezó porque mi padre era piloto de carreras, claro, en plan de hobby, así que yo iba a las pistas o a los autódromos casi desde que estaba en la panza de mi madre. De ahí viene mi pasión y el gusto a este gran deporte.
Mi inicio ocurrió en los go karts, de ahí fue creciendo mi gusto día con día; obvio, mi papá siempre puso reglas y obligaciones, y una de ellas, la más importante, era asistir a la escuela. Cuando todo empezó con mayor seriedad tenía 13 años, me involucré en el motociclismo hasta llegar a correr en los diferentes campeonatos de México, desde nivel principiante, a novato, hasta llegar a experto.
Por razones de crecimiento, seguridad y apoyo de marcas me enfoqué en el automovilismo y así empezó todo. En un año participé en ambas disciplinas, pero viendo que había más atención y publicidad en las carreras de autos volqué todo mi amor en las cuatro ruedas, formando parte de diferentes categorías en el país, siendo campeón en cada una hasta que llegué a NASCAR México.
Mi sueño como piloto, por supuesto, era llegar al extranjero y correr en NASCAR USA, algo que cumplí gracias al apoyo y confianza de dos personas muy especiales en mi trayectoria: Carlos Contreras, el primer hispano en llegar a esta categoría, y Mike Vázquez, su representante. Cuando ocurrió no podía creerlo, pues en 2005 tuve un accidente en una carrera, en el que explotó el extintor del auto y tuvieron que realizarme ocho cirugías en las piernas, casi me amputan la derecha por un problema de circulación tras el percance y parecía que todo terminaba.
Tras meses de recuperación, lo único en lo que pensaba era en regresar a las pistas y ganar. Así lo hice en la ciudad de Zacatecas y esto me abrió las puertas para ir a correr la NASCAR a Estados Unidos. Tuve la oportunidad de desarrollar cinco carreras como una especie de evaluación, y si todo iba bien me podrían conseguir un contrato. Entonces todo fue de menos a más. Primero tenía que entender el auto, pero mi mayor problema era el idioma porque no lo hablaba muy bien y menos en el aspecto técnico. Poco a poco fui ganándome el respeto de mi equipo y de las demás personas de la organización y del campeonato, y después de la quinta carrera me pidieron que corriera para el mismo equipo, con un contrato de tres años.
2006 fue mi primer año en Estados Unidos, donde gané una carrera y el título de Novato del Año, lo que me convirtió en el primer hispano en lograr algo así en cualquier categoría de NASCAR, un sueño hecho realidad gracias a muchas personas, mucho esfuerzo, dedicación, sacrificio y, sobre todo, a no perder el objetivo.
Hoy puedo decir que esos tres años en el extranjero, de 2006 a 2009, fueron una etapa importantísima en mi vida, en las que pude correr varias fechas en diferentes categorías como IMSA, en un Porsche, y la Camping World Truck Series de NASCAR.