#WARPPresenta: Entrevista con el fotógrafo mexicano Anuar Patjane Floriuk, ganador del premio Nat Geo #MéxicoEnElMundo

// Por: Staff

lun 28 noviembre, 2016

Entrevista por: Eduardo Salinas

Fotografía por: Cortesía APF

“La fotografía es un puente de emociones al mundo onírico. Es también el juego perpetuo entre la interpretación de un momento irrepetible en el espacio-tiempo y la posibilidad infinita de interpretarlo”. Con esta premisa, Anuar Patjane Floriuk describe su pasión por la fotografía, un medio con el que transmite su realidad ya sea despierto o soñando.

Anuar posee un estilo único, basta con echar un vistazo a sus cientos de retratos que congelan momentos que para muchos pasan desapercibidos, pero que con ayuda de su lente captura de manera inexplicable.

La fortaleza de su trabajo ha escalado grandes alturas. En 2015 su fotografía Whale Whisperer se convirtió en la ganadora del concurso anual que realiza National Geographic, elegida de entre 17 mil recibidas gracias a su enfoque y profundo significado.

Es así como este artista nacido en Tehuacán, Puebla, se aventura día a día en nuevos escenarios —en tierra y bajo el agua—, para presentarnos fuertes pero sublimes imágenes que impactan desde el primer momento.

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México es una país con un ecosistema y una diversidad natural infinita. ¿Has logrado sentirte en otros países como lo haces aquí, al momento de tomar fotografías?
Cada país tiene lo suyo, pero es un privilegio vivir en México, con la biodiversidad y la variedad del paisaje tanto en tierra firme como bajo el agua; simplemente inigualable. Es una lástima que la violencia e inseguridad aísle tantos de estos lugares aunque, para algunas especies, seguramente es un alivio.

Tengo entendido que además de la fotografía, tu segunda (o primera) pasión es la antropología social. ¿De qué manera ambas disciplinas se han visto influenciadas o entrelazadas?
Empecé a tomar la fotografía de un modo más serio mientras estudiaba antropología, y al decir serio me refiero a prestarle atención al proceso en sí y no sólo al momento en que se fija la imagen en el negativo. Durante mi época en la universidad, curiosamente, la mayoría de mis buenos amigos y amigas eran excelentes fotógrafos y todo se prestó para que se volviera parte esencial de mi vida. El trabajo de campo antropológico, la camaradería bohemia, la música, fue la época en la que la magia del negativo comenzó a ser sustituida por la instantaneidad del sensor digital y la verificación inmediata de la toma.

La antropología te da el bagaje ideológico, entrena el ojo y te ayuda a percibir la realidad de un modo más profundo, lo que da cierta claridad y encuentro muy benéfico para hacer fotografía. Mientras más puedas percibir mayor es tu abanico de posibilidades.

Muchos fotógrafos optarían por el color al realizar sus fotografías pero tú presentas la mayoría en blanco y negro. ¿Buscas un sello propio o equivale a una razón más profunda?
«No es buscar un sello propio, es la sensación que me genera la fotografía al verla o el modo en que imagino la escena. Normalmente, antes de tomar una foto sé si será a color o en blanco y negro, es muy distinto componer una fotografía contemplando el color, para mí es demasiado rápida una escena como para medir el modo en que el color interactúa con el resto de las variables: curvas, líneas, sombras, claroscuros, el flujo de la escena… Componer una fotografía involucrando el color es como componer música para una orquesta completa, hacerlo considerando blancos y negros es componer para un piano. Simplemente se me da el piano y no el la orquestas».

La fotografía busca transmitir una emoción, ¿cuál crees que sea la primera sensación/impresión que la gente tiene al mirar tu trabajo?
Depende de qué fotografía sea, pues cada una es un puente a una emoción distinta y tocas el punto más misterioso de la fotografía: ¿Conecta con tus propias emociones?, ¿con las del fotógrafo?, ¿con un mundo emocional suprasensible colectivo? Esos son los tópicos y es la esencia de lo fotográfico.

Platícame acerca de tus fotografías en el océano, ¿qué te llevó a adentrarte en las profundidades marítimas y cómo es toda la experiencia de convivir con estas especies?
Comencé a bucear por insistencia de mi madre, bióloga marina, y de una de sus mejores amigas, buza. A los 17 años me arrojaron a los Fiordos Noruegos con un neopreno de 10mm. Tardé un poco en encontrarle el gusto, en especial en esas aguas heladas, así que fue durante una expedición a Galápagos, en 2012, que compré una carcasa submarina para una cámara compacta y disfruté mucho haciendo fotos bajo el agua. Desde esa vez me enganché con la fotografía submarina, fue completamente accidental.

El medio acuático, por otra parte, es un sitio en el que me siento muy cómodo, más que en tierra firme; algo tiene el mar que te atrapa y no te deja ir. Al bucear y convivir con otras especies ocurre una conexión, especialmente si se trata de mamíferos. Ballenas, delfines, lobos marinos, suelen ser curiosos y siempre son ellos los que buscar conectar con el homo sapiens. A veces me sorprende cómo estos animales se siguen acercando a convivir, pese a todo el daño que les hacemos con nuestras brutales técnicas de pesca y toda la basura que arrojamos al mar. Deberían coordinarse y ahogarnos.

Convertirse en un fotógrafo reconocido no es tarea fácil, ¿cómo ha sido toda esta travesía y cómo avanzó al punto de tener portadas importantes como NatGeo y Shutterbugg?
«Ha sido un proceso, una cosa lleva a otra, una publicación en una revista a un concurso, un premio a otra publicación, cada cosa va sumando y cuando te das cuenta ya estás surfeando la ola. No soy bueno para voltear a ver atrás, siempre veo hacia adelante».

¿Existen exponentes mexicanos a los que veas fuertes?, es decir, en tu visión de la escena ¿crees que hay talento que deba ser explotado en nuestro país?
En fotografía, las impresiones y trabajo fotográfico del maestro Julio Galindo, poco se habla de este personaje y es un genio de la lente y de todo el proceso. En pintura me encanta el trabajo de Ariadne Nenclares y en grabado lo que hace César Chávez.

No considero que exista una inspiración como tal en la fotografía, porque cada artista se enfoca en transmitir su propia visión de las cosas, pero es un hecho que tu trabajo ha sobresalido en otras latitudes y ha impulsado a jóvenes mexicanos a trabajar duro. ¿Cómo te sientes con todo esto?
No lo había visto desde esa perspectiva. Espero que más que poner el nombre de México en alto hagan lo que en verdad les apasione, si es la fotografía muy bien, que lo hagan, es lo que más necesita México y el planeta, gente haciendo lo que en verdad disfruta.

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