//Por: José Iván Ruiz Trejo.
Los lugares comunes y las frases trilladas como “un cumulo de emociones” para describir lo que fue el segundo día de actividades del Escenario Doritos del Festival Corona Capital se puede cambiar por “revolución de ritmos”, pues fueron muy diferentes los géneros que se tocaron y los personajes que aparecieron, tanto en el escenario como fuera de ellos. Todos ellos descubrieron nuevos sonidos para llegar a un camino común que era el acto final.
Pero empecemos primero con la primera banda que fue Bleached que abrió este día con bastante intensidad. Las californianas no se guardaron nada en su repertorio y, aunque empezaba una pequeña invasión de coronas florales, aplaudieron bastante con el poder de los riffs que tocaban con canciones como “Next Stop” y “Sleepwalking” soltaron la adrenalina de algunos curiosos que pasaron por ahí y se quedaron a toda la presentación.
Los actos de agresión política a Donald Trump no faltaron de parte de las hermanas Calvin, lo que solo arengo a la gente para poder gritar con rechazo al nuevo presidente de E.U. Algo que vio con desagrado una joven pareja, que ya estaba harta del tema porque lo tocan en todos lados, incluso en un lugar donde los problemas ajenos se deberían olvidar según ellos.
El siguiente pasaje fue con los ingleses Yuck, a quienes Julian, un chico de apenas 18 años los calificó como los “Sonic Youth británicos”, aunque las distancias puedan parecer muy largas. Max Bloom y compañía no dejaron pasar “As I walk away” mientras un fan de la banda se quejaba que no suenan igual desde que los dejo Daniel Blumberg y la voz de Mariko Doi acompañaba los saltos de la fila de enfrente.
Lo interesante de los formados en Londres es que su base de fans esperaban bastante esta presentación, pues nunca habían tocado en tierras mexicanas, por lo que la emoción de escuchar “Get away” fue plena, aunque ahora aparecían mas cabezas con flores, empezando a formar un buen jardín humano en el frente.
Llegó otra banda que resaltaba en el line-up: Peter Bjorn & John. Los territorios que cubría el Doritos se retacaron completamente con los suecos y su ausencia de nueve años, lo que hacía más grande la expectativa, cosa que cumplieron con rolas como “What you talking about” y “Second Chance”.
Fueron los silbidos de “Young Folks” quienes empezaron a despedir a varios asistentes a otros escenarios, pero con una buena sensación de que volverán a ver pronto a los europeos, aunque Sofía, quien se declaró fan de la banda desde el 2008 no se hace muchas ilusiones, mientras también se acomodaba un arreglo de flores.
Ahora podemos hablar del que, quizá, sea el acto del día a pesar de lo que muchos puedan refutar. Eagles of Death Metal se plantaban como verdaderos jefes en la noche que ya había caído. Solo puedo decir que fue una catedra monumental de lo que es hacer sentir a la gente el rock and roll.
Descargas de riffs desde “I only want you” y “Don’t Speak (I came to make a bang) y un Jesse Hughes, enfundado en la popular chamarra “México is the shit” en su máximo esplendor espantaron a todos los que no conocían el poder de la banda, a quienes quizá les llamó más el morbo de escucharlos por los trágicos incidentes en Paris donde fueron víctimas lastimosamente.
Después de escuchar una emotiva “I love you all the time”, Hughes sacó otra indumentaria con la palabra “Bowie”, lo que ni la horda de flores pudo evitar el grito y escuchar una versión de “Moonage Daydream”, en honor al hombre de las estrellas que pudo escuchar las miles de gargantas oir “Keep your electric eye on me babe”. Espero que cualquier niño que los haya escuchado este agarrando una guitarra eléctrica en estos momentos.
Las palabras siguen sin poder definir con claridad a Grimes, quien se robo toda la atención en el penúltimo acto del escenario. Su sensualidad, fragilidad y sencillez la hicieron toda una sensación. Desde “Realiti” hasta “Oblivion”, pocas personas pudieron deshacerse de la hipnosis colectiva de la canadiense.
Desde peticiones de boda hasta lo más descarado que se pueda escuchar, el baile frenético de los presentes fue enorme. Sobre todo se hizo notar la canción “Kill V. Maim” que arrancó un grito ensordecedor, junto con la gran coreografía de sus bailarinas, que complementaron un show monumental que hacía que valiera por completo el boleto.
Por fin llegó la cereza del pastel. El gran jardín humano paro por un segundo la respiración al ver el nombre de Lana del Rey en un azul neon que prendió en el momento que la neoyorquina pisó el escenario. No era ese mito de una mujer fría en un show, sino que demostró ser el icono de toda una generación que no paró de corear sus canciones, incluso cuando modificó el setlist que estaba presentando en tours e interpretar “Old Money” o hacer una increíble versión de “Born to die”.
Del Rey no solo sonreía ante la cantidad de seguidores que estuvieron casi 10 horas esperándola, sino que se portaba halagadora con las muestras de cariño. Una idolatría absoluta al escuchar “High by the beach” donde vi caer a una chica desmayada (aunque con certeza no se si fue de la emoción o de no haber comido por aguantar tanto tiempo) y sorprender a dos fans al besarlos. Enfundada en la bandera nacional, del Rey iba a terminar siendo ovacionada con “Summer time sadness” y “Videogames”. Los lugares comunes existen, pero son necesarios al decir que lo variado del escenario Doritos le dio bastante color en este Corona Capital 2016.