//Por: Majo Thielve
El arte es una de las expresiones más puras que el ser humano ha creado, plasmando miedos, inseguridades, sueños, deseos y todo lo que pueda sentir y pensar. Yo podría llamarlo el momento y espacio perfecto para exponer un sentimiento a los sentidos receptores, así es como llegamos a la primera edición del festival Ruidosa “Mujeres Que Hacen Ruido”, el pretexto perfecto para involucrar un sentimiento que es propio de un mundo.
Este es un festival creado por la artista Francisca Valenzuela, la chilena que ha encantado al mundo con su sencillez y simpatía. Dicho festival comenzó en su país natal y lo grande de este proyecto, es que tiene la intención de globalizarse a través del lenguaje universal, que lleva por nombre “el arte de la música”. Es así como Valenzuela decidió regalarnos la primera edición del festival Ruidosa, evento que no llevo a cabo fines de lucro, más bien de concientizar y hacernos sentir de una forma, abriendo así un espacio de conversación y música en vivo.
El Centro Cultural España, fue el lugar en donde se llevó acabo dicho evento, que dio comienzo del día 4 de noviembre y finalizó la noche del 5.
El fin de Ruidosa Fest, era el transmitir una ideología a través de voces que son más fáciles de escuchar y representativas de diferentes partes del mundo.
Contó con un aclamado panel de conferencistas, en donde pudimos escuchar las opiniones de Jessy Bulbo, MonLaferte y Teri Gender Bender (Le Butcherettes), lo interesante de escucharlas fue el exponer el momento que estamos viviendo a través de un punto feminista de las mujeres en la industria musical, nos compartieron su experiencia al llegar a esos lugares que ocupan. Un punto muy interesante fue que a pesar de vivir tiempos difíciles para el género femenino, es más pesado por parte de una mujer a otra, recalcaron el punto de que tenemos que unirnos para lograr objetivos en lugar de atacarnos, así mismo compartieron historias de discriminación, violencia, abuso, sexismo laboral, al mismo tiempo que historias de éxito.
Feminismo fue la bandera que porto con orgullo el festival, fueron las voces que retumbaban en las paredes del Centro Cultural las que dieron inicio a la parte musical, empezando así la tarde con la aclamada y talentos de Ximena Sariñana, su sonrisa y ojos pequeños inundaron el escenario, con su dulce voz, que nos recuerda el pasado; recorrimos momentos de melancolía, de pasión. Ximena expresó una y otra vez, que extrañaba tocar en lugares así, porque era cuando podía hacer su presentación más íntima, aprovechando así el momento para tocar canciones que nunca tenía la oportunidad de interpretar, despidiéndose del escenario para dar paso a su amiga de argentina, Daniela Spalla, quien llegó haciendo bromas con los asistentes, recalcando lo feliz que se sentía de formar parte del festival. El momento de las cuerdas se hizo presente y era con la guitarra de Vannesa Zamora, donde Daniela Spalla afirmaba “esta guitarra es de mi amiga Vanessa.”
Fue así como llego la chica de baja, demostrando lo bien que hace los solos de guitarra, podría decir que hipnotizaba a la audiencia, dando así paso a canciones como ‘Te Quiero Olvidar’, ‘Hasta La Fantasía’ y despidiéndose con el hermoso cover de ‘Amor Eterno’. Abriendo así paso a los cabellos azules de Francisca Valenzuela, que entregó todo en el escenario, bailando y dejando el alma, acompañada de sus músicos, hasta la última canción, para así dejarnos a la increíble interprete vocal y corporal de Le Butcherettes; daba gusto el poder ver la fuerza y entrega por parte de Teri Gender, esa sonrisa y esos ojos que se salían de la órbita, viajando por todas las emociones posibles.
Sin lugar a dudas fue un festival que tiene una esencia muy fuerte y clara, la entrega de un grupo de artistas, no cambia si se presenta frente a una multitud o a una sola persona. Nos detenemos a pensar, ¿por qué hacen música? Y ¿de dónde salen esas inspiraciones?, la respuesta está en lo que nos motiva a seguir creyendo y creciendo.
Es el poder escuchar la música en donde los sordos solo ven un juego de luces, es apreciar lo que viene de a dentro, esperamos con ansia la segunda edición de Ruidosa.