//Por: Carlos Guetta
Después de años con problemas legales entre los miembros de la banda Violent Femmes lograron hacerlos a un lado para reunirse y volver a tocar juntos en el año 2013 para el festival de Coachella, pero sin su baterista original Victor Delorenzo quien fuera sustituido por Brian Viglione.
Han pasado 16 años desde Freak Magnet (2000) Y en este 2016 decidieron publicar We Can Do Anything donde encontramos canciones que fueron inspiradas 25 años atrás como ‘I Can Do Anything’ y que ahora forma parte de su set en vivo la cual pudimos escucharla de viva voz el pasado viernes por la noche, en uno de los teatros para conciertos del sur de California el Fox Theater en la ciudad de Pomona, que además es mi favorito, por su tamaño, su estructura, su arquitectura estilo art-deco y el cual fue inaugurado en 1931 que cuenta una capacidad de 2,000 espectadores los cuales casi todos llegaron para esta presentación de los Violent Femmes.
La noche la abrió un joven cantante también originario de Milwaukee llamado Brett Newski quien acompañado solo de una guitarra acústica, apareció pasadas las 9 de la noche e inicio un set breve de indie-folk que a muchos gustó, y para otros (incluido yo) sonó plano e insípido a diferencia de lo que encuentras en sus videos. Pero más allá de esa opinión se llevó al final el aplauso caluroso de la mayoría.
La excitación de los seguidores de la banda se podía percibir desde que se hacía la línea para entrar a las afueras del teatro. Algunos seguidores por 30 años, otros más jóvenes que crecieron escuchando su música en casa, en el carro, cuando eran niños y que a algunos de estos les recuerda esos momentos de su vida. “No hay edad en el punk” me comentaba uno de esos seguidores de la vieja escuela quien se hacía acompañar de su hijo y esposa.
Los instrumentos estaban listos para la entrada de los músicos, y el que llamaba la atención y del cual se tomaban fotografías de la audiencia era el saxofón contrabajo que medía 7 pies de altura el equivalente a 2 metros y 13 centímetros, del cual no tenía idea de que existía semejante monstruo dorado. Del lado opuesto entre las percusiones nos encontramos con un asador al carbón, si eso, un asador o parrilla como muchos los conocen, uno de esos de forma esférica y que todos queríamos que pasaría con semejante “utensilio” de fin de semana. Todo esto parte del excentricismo sonoro de la banda que sabe explorar sin limitaciones todo lo que pudiera hacer ruido, es decir música.
Eran las 10:02 cuando la banda salía por el lado izquierdo del escenario, Gordon Gano en las vocales y guitarras, Brian Ritchie en el bajo, vocales y guitarras, John Sparrow batería y percusiones y en aquel saxo gigante el “chamaco” de San Diego, Blaise Garza.
Fueron las cuerdas del bajo acústico de Ritchie que sonaron el primer acorde para dar inicio con ‘Blister in the Sun’ y el público al unísono cantaba las letras del hit que desde 1983 ha sido tocada millones de veces alrededor del mundo en la radio, en conciertos, en infinidad de fiestas donde al igual que esta noche muchos se sacudieron el desenfado para disfrutar, cantar y bailar mientras puedan.
Vaya manera de iniciar este concierto, no fue difícil mantener al público en el mismo estado de éxtasis ya que la banda tiene muchas canciones que tienen un efecto similar que el primer tema. Le siguió ‘Kiss Off’ y al minuto de esta, todo mundo en coro cantaba el famoso ..♫..I hope you know this will go down on your permanent record…♫. Eran los dos primeros temas y el teatro ya era una fiesta, faltaban muchas otras canciones por venir de lo más reciente y del memorable álbum homónimo de la banda que en los 80, fue uno de los más vendidos con un disco de platino.
Le siguieron temas como ‘Good for/At Nothing’, ‘Country Death Song’ del Hallowed Ground ya un himno del folky-punk. Llego de su Happy New Year del 2015 ‘Love Love Love Love Love’, para regresar con otra más de las clásicas llena de redobles de tarola ‘Prove My Love’ y seguirle con el promo de su último trabajo I Could Be Anything’ con un público que aun sin conocerla del todo no dejaba de seguirle las estrofas más repetitivas.
‘Good Feeling’ es el tema número 10 del lado B de su primer placa de la cual una pareja de cincuentones a un lado mío recuerda con mucha nostalgia ya que fue una de las “calmadas” que les tocará bailar por primera vez en uno de los bailes de Homecoming de su preparatoria en los ya muy lejanos 80. Pasamos del slow jam al folk-gospel-punk que hasta los más ateos de la noche no dejamos de cantar aun cuando escribo estas líneas…’Jesus Walking on the Water’ …♪…Sweet Jesus Walking in the Sky, sinking sand, took my hand, rise me up…♪.
Íbamos por la décima canción y un par efusivos güeros con varias cervezas encima no paraban de tratar de activar el moshpit sin resultado alguno, olvidaron que ya no eran los adolescentes de aquellos años y que con una audiencia en su mayoría arriba de los 30 sería muy difícil revivir el gozo del empujón, patada y jalón acompañados de su respectivo crowd surfing. Es entonces que para bajarles un poco el ánimo, la banda suelta las primeras notas del sax para interpretar ‘Issues’ y el brevísimo punky ‘Old Mother Reagan’ seguido de ‘Gimme The Car’, ‘Freak Magnet’ y ‘I Held Her in my Arms’.
No pude ver a nadie en estado de “What the fuck I’m doing here”, ya que bandas como los Violent Femmes nunca defraudan. Gano, Ritchie y Sparrow se entregaban a su público que no insistía con peticiones especiales porque sabía que les serían entregados todos y cada uno de los hits de la banda…y fue entonces que soltaron ‘Gone Daddy Gone’ el baile continuaba al compás del xilófono de Brian Ritchie.
Gordon Gano preguntó a la audiencia -Do you like American Music? Y John Sparrow, con sus baquetas de cepillo, revivió el sonido único que le obsequiara Victor Delorenzo usando un tranceaphone en lugar de la tarola, haciendo del tema ‘American Music’ uno de los favoritos de siempre. Sonó enseguida ‘Black Girls’ para hacer su encore y regresar con dos temas más ‘Memory’ la tercera entrega de su último álbum para cerrar con ‘Add It Up’ y dejar que las casi dos horas hayan sido memorables sobre todo para los adolescentes que acompañaban a sus padres y escuchaban a Violent Femmes por primera vez.