Aún cuando los 90 nos entregaron bandas del calibre de Curve, Medicine o Elastica, fueron los liderados por Shirley Manson quienes lograron que su sonido, mezcla de rock, pop, electrónica y shoegaze, transgrediera las barreras de los géneros, colocándolo en un escaparate en el cual millones de personas lo adoptaron como parte de la “cultura alternativa” (su debut homónimo fue certificado como Doble Platino por ventas en Reino Unido en 1998 y evidentemente se sigue vendiendo). Desde entonces Garbage se convirtió en un grupo que suele hacer de cada álbum una experiencia única, imprimiendo en cada oportunidad el sello, el mood y los elementos sónicos que la placa necesita. Algunas veces con resultados extraordinarios, como en Version 2.0 (1998) y otras más con altibajos como en Beautiful Garbage (2001) y Bleed Like Me (2005), sin que lo anterior signifique perdida de personalidad o carácter en cada entrega.
Hoy, tras cuatro años de ausencia en el estudio y luego de una gira para celebrar los 20 años de su debut, la banda está de regreso con Strange Little Birds, un trabajo que no solo cumple con los elementos antes mencionados, va más allá. En esta ocasión Garbage regresa a sus raíces sonoras, retomando el espíritu indómito y sin limitaciones de sus primeras composiciones, sin olvidar las bondades que el pop de avanzada suele sumar a la música en general.
‘Sometimes’ inicia este recorrido y mientras sus beats “bristolianos” marcan la pauta del camino y la enigmática voz de Manson nos pone en sintonía de autocompasión (“I learn more when I am bleeding”). El existencialismo se hace presente con las guitarras de ‘Empty’, como si de un homenaje a la generación x se tratara y entonces ‘Blackout’ nos entrega uno de los híbridos musicales mejor logrados del álbum, rock y electro en comunión. ‘If I Lost You’ nos recuerda que Shirley es irremediablemente humana y romántica (“Sometimes I believe that I might die if I lost you”), en un lamento downtempo que llega hasta el núcleo del sistema circulatorio.
En el mismo renglón encontramos el single ‘Even Though Our Love Is Doomed’, con destellos de esperanza avivados en sintetizadores y piano. Un rush de energía se erige de la mano de ‘So We Can Stay Alive’, tema completo en todos los sentidos, un digno representante del momento de lucidez que viven sus compositores acompañado de un mensaje de revolución. Finalmente ‘Amends’ y sus más de seis minutos de duración entregan un cierre glorioso, a la altura de todo el disco, con las guitarras de Duke Erikson y Steve Marker en un duelo entre ritmo y leads, sin dejar atrás a Butch Vig y sus percusiones en sus diferentes manifestaciones.
En pleno 2016, Strange Little Birds se levanta como una declaración honesta de cuatro músicos hambrientos por mostrarle al mundo el resultado de llevar sus capacidades al límite, sin que esto represente alguna pretensión, más allá de interpretar la mejor versión de su música.