La noche del 30 de diciembre del año que recién cerró, Cocofunka se presentó en Playa Mantas dentro del Club Punta Leona en Puntarenas, como parte del Red Bull Supersónico.
El concierto en la playa fue aprovechado por la banda para invitar a músicos de otros grupos nacionales como Monte, Florian Droids y 424 y el invitado de honor de la noche: María y José desde México.
Pasadas las 9 de la noche, María y José, esa orquesta unipersonal conformada por Tony Gallardo, tomó el escenario para mostrar por primera vez en el país su ruidosón. Gallardo se separaba de su secuenciador para bailar en el gran escenario que tenía para él solo. Aún así, la respuesta del público fue mínima, solamente dándole de vuelta aplausos respetuosos cuando su set terminó.
Algunos padres de familia estaban allí sentados en sillas de playa, otros menos puristas lo hacían en la arena y una minoría estaba de pie más cerca de la costa. En el público no había más movimiento que la gente que caminaba por ahí para buscar donde ubicarse. Ellos eran sentenciados por los de las sillas de playa: “¡Suelo, suelo!”, decían algunos, cerveza en mano.
A Tony no parecía importarle todo esto. Él se adueñó del espacio que tenía, bailando y cantando canciones como ‘Kibosé’. Desde el inicio de su set se entendió el problema: el público no sabía qué estaba escuchando. Quizá Tony hubiera topado con más suerte en algún bar capitalino. Se cumplieron los 30 minutos en el escenario y desde allí Gallardo profirió una despedida a penas comprensible por los efectos en la voz. El silencio no duró mucho, Tony volvió a poner un beat guarachero un minuto después, con el que los miembros de Cocofunka entraron a escena.
Cada uno de ellos sumó su fuerza para improvisar sobre el beat que Gallardo había dejado servido y la combinación brindó algo que sonaba muy parecido a ‘Jingo‘. La entrada de los integrantes de Cocofunka, especialmente la de Javier Arce, emocionó al público joven, pero no fue hasta la mitad de su primera canción original, ‘Positivity’, que este grupo mayoritario se acercó a la tarima.
La banda inició con todo. A ‘Posivity’ le siguieron ‘Baila Madre Tierra’, ‘Siente’ y ‘Optimystical Feeling’, piezas que pusieron a bailar a quienes se habían acercado previamente.
“Los chiquillos están bien felices”, dijo un adulto mayor que cerca de un toldo de Red Bull veía el concierto con quienes parecían ser su esposa y su cuñada. “Ah sí”, contestó una de ellas, “disfrutan bastante”. Y era cierto, la emoción por tener a Cocofunka en frente de estos muchachos de edades colegiales era evidente. Rato ha pasado desde que Cocofunka era esa banda que sumaba seguidores en cada Semana U y el punto alto de cada concierto era ‘La Criminal’. Ahora el enfoque parece ser cautivar este público más joven y qué mejor lugar para una banda con tanta energía que una tarima junto a la costa lleno de jovencitos que iban a pasar el fin de año con sus familias.
Contrario a lo que la banda expresó, esta no era la primera vez que invitaban a músicos de otras agrupaciones nacionales a compartir el escenario con ellos. En esta ocasión los primeros invitados serían Felipe Pérez y Juan Carlos Pardo, vocalista y baterista de 424 respectivamente. La primera pieza que interpretaron juntos fue un extracto de ‘Ánimo’, de 424, en una versión mucho más calma de lo que la pieza ya es, una movida que bajó la energía del público.
Terminada esta, interpretaron, Felipe desde las voces y Juan Carlos desde la percusión latina dos piezas del grupo anfitrión: ‘Funky Floyd’ y ‘Calle 3’. En ambas Felipe se dió la libertad de cambiar un poco la estructura de la pieza pero eso no afectó el resultado final: una fusión satisfactoria y fluida. Javier y otros miembros de Cocofunka como Nacho Páez (guitarrista) y Reynaldo Escobedo (bajista) sonreían complacidos mientras el público aplaudía al ritmo de ‘Calle 3’.
Tras la salida de los de 424, ingresó a escena Cayeto de Ojo de Buey después de una emotiva presentación de parte de Javier Arce, y digo emotiva porque las flores que le echó Arce vienen de años de relación, por la afinidad de ambas agrupaciones. Cayeto se sumó para interpretar ‘Dime la verdad’ de su grupo mientras Javier lo acompañaba en los coros y luego tocaron todos juntos ‘Hacer Ecoo’, de Cocofunka, pieza en la que involucraron a los jóvenes cercanos al escenario, siempre agradecido y listo para aplaudir o corear según se les instara desde escena.
La banda se despidió de Cayeto para interpretar -solo entre ellos seis- un par de canciones: ‘Pa’ Romper La Rutina’ y ‘Groovy’. Luego de estas vino la participación de Franco Valenciano baterista de Monte y Zòpilot en la pieza ‘Carlitos Bad Boy’. Valenciano usó una batería aparte y algunos de los golpes que le dio a esta sonaron bastante mal, no por culpa suya, sino por fallas en el sonido. Hay que decirlo, hubo más fallas de este tipo durante el concierto, como algunos feedbacks o las varias caídas del micrófono del tecladista, tropiezos subsanados a tiempo por los técnicos del escenario.
Franco se acopló muy bien a la pieza y se notó que disfrutó bastante su paso por el escenario. Los mismos Javier y Nacho se mostraron bastante satisfechos con el papel que hizo este joven baterista, también conocido por haber formado parte de Las Robertas. El crescendo final de la pieza se prestó para que Valenciano se luciera y azotara la batería a su gusto hasta finalmente despedirse entre los vítores y aplausos del público.
Cerca del final Pablo Rojas y Jorge Guri, ambos integrantes de Florian Droids, se unieron a la banda e iniciaron tocando un extracto de ‘Larvas Salvajes’ una de sus canciones más conocidas y aprovecharon para mezclarla con ‘Vida Moderna’ de Cocofunka. Esta mezcla no se sintió tan natural, pero más adelante cuando interpretaron ‘Mundo’ juntos (también de Cocofunka) el asunto mejoró. Jorge aprovechó para hacer un solo en el teclado que le deparó fisurarse una uña, “pero lo valió”, me comentó después.
Cerca del final alguna parte del público se había sentado o había abandonado el lugar, pero la siguiente canción atrajo mucha atención e hizo que muchos se reincorporaran. Jorge de Florian Droids empezó a interpretar los primeros acordes de ‘Oye Como Va’ de Santana y para esta pieza todos los músicos que habían pasado antes por el escenario volvieron (excepto Tony Gallardo), para un total de 12 intérpretes en escena.
Felipe Pérez cantó, Juan Carlos Pardo hizo un solo bastante explosivo en la batería y Franco no se le quedó atrás, mientras Pablo de Florian tocaba frente a frente con Reynaldo Escobedo. Ricardo Machado, percusionista de Cocofunka compartió su espacio con Pardo, Valenciano y hasta Pérez. Lo que había en el escenario era una gran fiesta y la mayor parte del público se unió a ella fuera cantando o bailando. En medio de este derroche de Cocofunka empezó a interpretar parte de su canción ‘Étnik’ sin que el resto de sus colegas se retiraran.
Durante esta pieza Javier Arce presentó a todos los participantes una vez más al público y claro, a los miembros de su banda y se despidió del público. Este pidió más y lo obtuvo: la banda les regaló diez minutos más de música con ‘Suele Suceder’ y ‘Baila Conmigo’.
Después de que ellos se retiraran, le cedieron el espacio al DJ Set de Tony Gallardo y este puso música un par de horas, hasta las 2 a.m. Tony fue mudado del escenario principal a un vehículo de Reb Bull desde el cual amenizó con más ruidosón.