Cuando pienso en el “90’s revival” lo primero que se me viene a la mente es la gran cantidad de bandas de shoegaze y de dream-pop que han invadido las bocinas de los chicos indie durante el último lustro, muchas de ellas, francamente, meros tributos que dejan mucho que desear. De un tiempo para acá, parece ser que el shoegaze se ha convertido en una especie de comodín bajo el que es posible justificar cualquier acercamiento sonoro bañado de reverb y delay, por más carente de brillo que sea.
Para mí, Nothing, proyecto de Philadelphia liderado por Domenic Palermo, se distingue del montón. Cierto, su disco Guilty of Everything (2014) era una oda descarada al shoegaze: capas de guitara, voces ahogadas bajo la mezcla y pasajes melancólicos, pero también contenía algunas salpicadas de punk que le daban cierta intensidad a sus canciones. Después de todo, Palermo comenzó su carrera en la banda de hardcore Horror Show… antes de que lo metieran a la cárcel dos años tras acuchillar a alguien afuera de un venue.
Guilty of Everything tuvo algo que me obligó a dejar el disco en mi iPhone por unos buenos meses, regresando de vez en cuando cada que estaba en el mood, y eso que la miserable capacidad de mi teléfono me obliga a ser bastante selectivo. Cuando anunciaron su segundo EP, Tired of Tomorrow, esperaba que no repitieran una fórmula que ya está cansando a la audiencia y, en cierto modo, cumplieron, aunque no sin sus bemoles. Tired of Tomorrow es un disco que, sin dejar el shoegaze a un lado, se acerca más al rock alternativo de los noventa. Me suena mucho más a los Smashing Pumpkins o a Hum, incluso Silverchair, que a My Bloody Valentine o Ride.
De entrada, Tired of Tomorrow contiene una producción notablemente superior a su predecesor. Las voces son más distinguibles y la ambientación más pulida. Incluso se aventuraron a incluir más orquestación en sus canciones, como el piano y las cuerdas en el track que le da el título al disco. Aún así me queda la duda si esta producción más pulida juega a su favor dado que el carácter lo-fi de Guilty of Everything le otorgaba una singularidad a su sonido.
Al analizar la fluidez del disco, pareciera que Tired of Tomorrow incorpora la dinámica pixiesca del “quiet-loud-quiet”, pero aplicada a cada track y no en cada canción. Para canciones más calmadas como ‘The Dead are Dumb’, ‘Nineteen Ninety Heaven’ o ‘Everyone is Happy’, se le contraponen canciones más pesadas como ‘ACD’, ‘Curse of the Sun’ y ‘Our Plague’. Sin duda, los dos sencillos, ‘Vertigo Flowers’ (una canción más popera cuya melodía de la entrada, por alguna razón, me recuerda mucho a ‘Benzo’ de Teen Suicide) y ‘Eaten by Worms’ sobresalen del resto y representan en mayor medida la evolución que ha tenido su sonido durante este par de años.
Tired of Tomorrow no supera a Guilty of Everything pero al menos significa un esfuerzo por diversificar el sonido de la banda y llevarlo hacia lugares no explorados dentro del mismo throwback noventero. Ya se habían tardado los shoegazeros en voltear a ver qué otras cosas pasaban en los noventa. Y, quién sabe, tal vez es uno de esos discos que te crece con el tiempo