El fin de semana pasado, Bernie Sanders arrasó en los resultados de las primarias en Washington , Alaska y Hawaii, dejando muy por detrás a su rival demócrata Hillary Clinton.
El candidato con ideología socialista obtuvo un 73% de los votos en Washington, 82% en Alaska y 71% en Hawaii. Hasta ahora, ha sido su noche más fructífera en lo que va de la campaña, y con este amplio margen de victoria, fue capaz de recuperarse ante la ventaja que le llevaba Clinton tras sus victorias en los estados del sur del país. Hasta ahora, la ex secretaria de estado ha demostrado tener la preferencia de votos entre las etnias negra y latina, por lo que eso en parte explica el triunfo de Sanders, ya que son estados con muy poca población negra y un corte progresista. El discurso anti Wall Street de Sanders le agrada a ese electorado, y los datos del caucus frente a unas primarias convencionales demuestran que benefician a Sanders, el senador por Vermont.
Sin embargo, desde el principio Sanders sabía lo difícil que iba a ser obtener el apoyo del sur, aunque también estaba consciente de que todo mejoraría en la parte oeste del país. El senador hizo hincapié en que los recientes resultados estaban haciendo un eco significativo en el actual liderazgo que lleva Clinton. “No dejen que nadie les diga que no podemos ganar la nominación o las elecciones.”, señaló Sanders de manera comprometida y optimista.
La diferencia de delegados en estos momentos son de 1,243 de Clinton frente a 975 de Sanders, sin embargo, ante la CNN, el senador por Vermont mencionó lo siguiente: “Hemos ganado en cinco de los últimos seis estados en juego, en todos ellos con gran ventaja. Creo que cuando los superdelegados se den cuenta de que encuesta tras encuesta, nosotros le ganaríamos a trump por márgenes más amplios que Clinton, muchos de ellos cambiarán de posición.”
Estas son declaraciones bastante firmes que hay que considerar desde afuera, y seguiremos al pendiente de lo que acontezca en las elecciones preliminares por los candidatos definitivos a la presidencia de Estados Unidos, tras el mandato de Barack Obama.