Por: Grecia Hernández
Poco después de las 21:30, se apagaron las luces del recinto y un grito colectivo inundó el lugar. El Palacio de los Deportes estaba casi lleno, tanto en pista como en gradas.
Marcus Mumford, Ted Dwane, Winston Marshall y Ben Lovett aparecieron en el escenario e iniciaron la noche con ‘Snake Eyes’. Dada la emoción y conexión entre la audiencia y la banda, Marcus Mumford no dudó en querer estar más cerca del público y durante ‘Ditmas’ bajó del escenario y se convirtió en uno más de los asistentes.
A lo largo de la noche, la audiencia aplaudía, cantaba y bailaba. Los integrantes de la banda expresaban su gratitud hacia los fans por haber asistido a su primer concierto en nuestro país e intentaban hablar nuestro idioma.
Mumford y compañía se retiraron del escenario después de tocar ‘Dust Bowl Dance’, durante la cual el lugar se iluminó con pirotecnia que caía detrás de la banda, para posteriormente cruzar el Palacio De Los Deportes por en medio de la audiencia y llegar a una pequeña tarima, desde la cual pidieron silencio y tocaron ‘Cold Arms’ con sólo una guitarra acústica y una bandera de México.
Regresaron al escenario principal y complacieron a sus fans con ‘Little Lion Man’, la cual durante sus primeros acordes causó tanta emoción que todos los seguidores de la banda emitieron al unísono un ensordecedor grito de emoción. Ésta fue, sin duda, la canción que más fuerte cantaron todas las personas presentes.
Cerca de las 23:00, ‘The Wolf’ fue la encargada de cerrar una noche llena de mucha emoción y, sin duda, todos se retiraron satisfechos con la presentación de Mumford & Sons, quienes no defraudaron en ningún momento.