Libia: El conflicto olvidado #WARPGeopolítica

// Por: Staff

jue 4 febrero, 2016

Por: Ulises Kentros (@UlisesKentros)

Si el 2011 fue el comienzo de la “Primavera árabe”, el 2016 parece ser sólo otro año más de un prolongado invierno. Para este momento, podemos contemplar la destrucción de lo que en su momento fue una vibrante y cosmopolita región del mundo. De Bagdad a Túnez, la amenaza del terrorismo, la anarquía y la guerra civil están trazando nuevas fronteras con sangre y fuego. Aunque Siria ha, merecidamente, ocupado un lugar privilegiado en los medios, la importancia de Libia -y su respectivo caos- está inquietando más y más al mundo. El Ministro de Interior de Niger, una de las naciones más grandes de África occidental, y vecino de Libia, declaró que mientras haya inestabilidad en Libia, toda la región está en peligro. ¿De dónde viene una declaración tan severa?

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James Traub, en un reportaje para Foreign Policy, describe el declive de una región que, en su momento, atraía a gente de todo el mundo. Alejandría, ciudad egipcia en la que se concentra, pasó de ser un punto de encuentro entre cristianos, musulmanes y gente de todo el mundo, a ser un bastión del islam politizado. Este tipo de proceso se replica por la región, y Libia, con su respectivo caos, enfrenta un declive semejante.

La guerra civil Libia estalló el 17 de febrero de 2011, entonces como una lucha contra el dictador Muammar Gadafi. El 5 de marzo se proclamó la creación del Consejo Nacional de Transición, en la Bengasi rebelde; pronto recibiría reconocimiento internacional en forma de ser vista por otros países como el legítimo representante de Libia. El 27 de marzo comienza la operación de la OTAN en Libia, con la misión explícita de proteger civiles. A finales de agosto, los rebeldes llegan a Tripoli, capital del gobierno de Gadafi. [1] Entonces pareció el final de la guerra y el comienzo hacia el camino de la reconstrucción nacional. Mas, los hechos tomaron otro camino.

En este momento, la linea en el mapa que define a Libia es un recuerdo de cuando existió un país único. Hoy, existen dos gobiernos compitiendo por el control del territorio antes gobernado por Gadafi. De un lado, el gobierno internacionalmente reconocido, con sede en Tobruk. Por otro, el gobierno del “Despertar Libio”, de tendencia islamista. Los esfuerzos por crear un gobierno de unidad, patrocinados por la ONU, han fallado hasta la fecha. La colección de grupos y bandas armadas que lucharon contra Gadafi ahora luchan entre sí, apoyando a un gobierno u otro, o a algún general. (La guerra civil, iniciada en 2014, es un tema complejo, que merece un análisis separado.) Mientras, la población civil enfrenta la destrucción de los servicios públicos, destacando el de salud, con cerca de un tercio de la población con graves necesidades de salud sin atender. Sólo en 2014, su economía se contrajo en un cuarto. Libia, un país de poco más de seis millones de habitantes, solía registrar algunos de los índices más altos de desarrollo humano de África. La guerra casi continua ha demolido eso.

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Rojo: Controlado por Tobruk y el ejército nacional de Libia. Verde: Controlado por el Nuevo Congreso General Nacional y aliados. Gris: Controlado por el Estado Islámico de Iraq y Levant. Gris claro: Controlado por el consejo Mujahedeen de Derna, Benghazi y Adjabiya. Azul: Controlado por fuerzas locales en el distrito Misrata. Amarillo: Controlado por las fuerzas Tuareg.

La destrucción del Estado libio importa. No sólo para los libios mismos, pero también para la comunidad de naciones. Ya han habido consecuencias; mencionaré dos de ellas.

Primero, la gran cantidad de armas en circulación dentro de Libia, y la falta de un control único de las fronteras, facilitaron el tráfico de armas y el paso de combatientes a otras regiones. Esto desembocó en la rebelión Tuareg de Mali de 2012, país que, aunque no es vecino de Libia, está conectado a ella por medio del extenso desierto del Sahara. Hoy se sabe que, armas usadas o circulando durante la guerra de Libia, cruzaron la frontera con Algeria y llegaron al norte de Mali, donde un grupo de rebeldes, también islamistas, proclamarían un nuevo país. Tomaría una intervención del ejército francés para acabar a ese proto-estado islámico. Para grupos menores, Libia ha sido una “Somalia en el Mediterráneo”; sin trabas para entrenar tropas, conseguir armas, planear atentados…

Mujeres de Libia reciben entrenaminto para utilizar armas. Reuters/Esam Al-Fetori

Mujeres de Libia reciben entrenaminto para utilizar armas. Reuters/Esam Al-Fetori

Segundo, la falta de gobierno ha producido en Libia una oportunidad para Daesh (ISIS). Con la guerra rugiendo en el Medio Oriente, bombardeos de múltiples países sobre su territorio, Daesh busca un “plan B”; la guerra civil en Libia se los ha dado. El ejemplar de esta semana de The Economist plantea la situación en términos graves: la lucha internacional contra Daesh tendrá un segundo frente en Libia. La expansión territorial de Daesh en ese país no es tan grande como lo que gobierna en Irak y Siria, pero es suficiente para consolidarse como un actor clave en la guerra en ese país. Desde Sirte, la “capital” de su “colonia” libia, Daesh controla una extensa porción de la costa libia, con un número entre 3000 y 5000 soldados movilizados.

¿Cuál perspectiva queda para Libia? Con el inicio de 2016 han circulado rumores de la posiblidad de otra intervención internacional, esta vez, para contener a Daesh en ese país. Libia queda como un caso ambiguo en el legado de las intervenciones humanitarias. Al inicio declarada un éxito, realizado a partir de la desastrosa experiencia en Irak, en 2003. Ahora, parece cada vez más un asunto por resolver. Lo cierto, es que Libia pronto aparecerá más en el radar.

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1: Todas las fechas y datos de este párrafo han sido tomados de De Alba Ulloa, Jessica, Libia. El final de la primavera, Universidad Anáhuac, México D.F., 2014.