10 años o un instante: sobre el sello ruido horrible y la experimentación sonora en México
Por: Julián Woodside
El próximo viernes 20 de noviembre se llevará a cabo la presentación de “Diez años de Ruido Horrible”, compilado que marca la primera década de uno de los principales sellos de noise y experimentación sonora que hay en el país: Ruido Horrible. Dicho compilado cuenta con 19 tracks de diversos artistas tanto de México como de otros países y estará a la venta el día del evento en el bar Centro de Salud, ubicado en la calle Monterrey #136, colonia Roma, donde se tendrá la oportunidad de ver a varios de los exponentes de la escena ruidosa contemporánea.
La experimentación sonora se encuentra en buen momento en el país, pues cada semana ocurren múltiples actividades en espacios tan diversos como el CMMAS de Morelia, el Centro de Cultura Digital, el Museo del Juguete, la Fonoteca Nacional, el Jazzorca y el Dirty Sounds. También se han llevado a cabo distintos ciclos como Volta, Dorados Pantanos, Umbral, Facto y Disecciones, así como varios festivales de talla internacional como el Germinal, el Aural, el Bestia y el Festival de Improvisación Libre, Free Jazz y Noise “Cha’ak’ab Paaxil”, en Mérida.
Si bien falta mucho por hacer, este auge no ha sido fortuito, sino que ha sido el resultado de una desgastante labor por parte de individuos que, desde distintos frentes, han tenido la constancia (y necedad) para abrir paso a la experimentación y transgresión sonora en este país.
Por todo lo anterior, y como excusa por la presentación del compilado, comparto brevemente lo que ha sido parte de mi experiencia con Ruido Horrible y gente afín. Sin embargo, antes de dar pie a la anécdota, quisiera hacer énfasis en que faltan muchos –tal vez demasiados– proyectos e individuos por nombrar. Va por Ruido Horrible en esta ocasión, pero sin duda recomiendo que se siga la pista y se investigue sobre cada propuesta mencionada en este texto, pues llevará a experiencias sumamente interesantes.
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¿Qué escribir sobre un sello que por pura convicción (y harto esfuerzo) ha construido ya 10 años de historia del noise y la transgresión sonora en México? ¿Qué escribir sobre un proyecto que ha seguido gracias a la necesidad expresiva de una persona, pero que en el proceso ha visto resonancia en las ideas y proyectos de muchos? ¿Cómo hablar de Ruido Horrible y generar una reflexión sobre su relevancia a la vez que dimensione la intimidad del proyecto evitando narrativas grandilocuentes? Lo que comparto a continuación probablemente no dará respuesta a estas preguntas, pero espero que al menos transmita lo que para mí (y para muchos) ha significado este proyecto.
Mi primer acercamiento consciente a lo que se podría denominar como la escena ruidosa “no-institucional” en México –es decir, aquella que ocurría lejos del ámbito de Radar y otros entornos más intelectuales– fue durante el 2008. Ubicaba los nombres de algunos sellos como A.M.P. Recs, Kiddieriot y Ruido Horrible; sin embargo, más allá de lo que podía escuchar en sus perfiles de MySpace, y lo que me llegaban a rolar Marcos Hassan (I/C/O/C., Monosodic) y Arturo ‘Bolo’ Ortega (Piscis, .RR), realmente no había tenido la oportunidad de ver algo en vivo.
Fue en marzo de ese año que Marcos me llamó para ver si podía dar asilo por una noche a dos proyectos que estaban de visita en México: Justice Yeldham (Australia) y Blast Beat (EE. UU.), por lo que asistí al día siguiente a la presentación de Justice junto con I/C/O/C, Amniosis y Erick Diego en el bar VC15 en el Centro (recuerdo que me llamó mucho la atención Amniosis). A finales de junio acudí a otra tocada en el Fuzz On Club de la colonia Obrera donde se presentó nuevamente Amniosis junto con Monosodic, The New Parallelogramers y lapantentependiente, entre otros. Fue así que tras estas dos experiencias no pude dejar de pensar en lo chingón que era ver cómo se las arreglaban para tocar en cualquier espacio, maquilar sus discos y, sobre todo, ofrecer situaciones ruidosas más viscerales y menos artistoides. Más ‘punk’ por así decirlo.
Pasó el tiempo y perdí la pista de varios proyectos, pues me dediqué a documentar lo que pasaba en otras ciudades. Sin embargo, por angas o mangas siempre escuchaba comentarios acerca de Ruido Horrible y un tal Sergio, sobre todo platicando con Marcos, el Bolo y Luis ‘Chino’ Ortega (Drag+On, Deantiguos Animales), razón por la que no me quedaba la menor duda de que el proyecto seguía activo y alejado del ámbito experimental “escenoso”. En el 2012 fui a ver al Chino presentarse en el Volta #13. Fue ahí que descubrí que también tocaría Amniosis y, sobre todo, que uno de los integrantes era ese tal Sergio del que todos me hablaban. Para no hacer el cuento largo, desde esas fechas descubrí y he seguido de cerca varios proyectos como Cacophonic Joy, (sic), Ensamble Atrocidad, Monogatari, Heraldos Negros, Deantiguos Animales, VII e iniciativas como Disecciones, Dorados Pantanos y Facto, todos con una propuesta bastante interesante.
Ahora bien, ¿qué es Ruido Horrible? ¿Qué relevancia tiene todo lo que he dicho con respecto a este sello y el hecho de que cumpla 10 años? Muchos confunden el sello con el proyecto de Sergio, Heraldos Negros. Es imposible no hacerlo, pues durante estos 10 años Ruido Horrible ha sido, más que un sello, un proyecto sonoro “fuera del escenario”. Nunca se sabe qué rumbo tomará, o si el siguiente lanzamiento será el último, pero lo que siempre ha quedado claro es que cada iniciativa de Ruido Horrible ocurre por convicción, no para quedar bien.
De ahí la relevancia de la presente compilación, pues ninguna reseña podrá retratar la chinga y todo lo que ha implicado a Sergio el hacer ruido en conjunto con otros proyectos de México y el mundo. Con varias decenas de lanzamientos en el sello, e infinidad de presentaciones en distintas ciudades de México y Europa, el compilado no es más que una postal sonora de algunos proyectos contemporáneos afines a Sergio y Ruido Horrible, los cuales sin duda son brutalmente interesantes.
Sin embargo, la ideología detrás, y la actitud que ha caracterizado todo lo relacionado con el sello sólo se pueden comprender de primera mano; platicando con todos y cada uno de los involucrados, asistiendo a las presentaciones y, sobre todo, teniendo infinidad de charlas post toquín con algunos tragos de por medio. Si bien Sergio reconoce que es un buen momento para el ruido en México, no deja de apuntar que “hay un rezago grandísimo en al menos dos sentidos: crítico y propositivo, además de una enferma insistencia en mamar de los fondos públicos”.
Además, considera que “hay muy pocos críticos especializados y los que hay están volando muy por arriba del público común como para atraer nuevos seguidores”. Sí, falta mucho, por lo que recalca que la “escena” no deja de ser una minoría dentro de la minoría, “por lo que su significación es prácticamente nula”.
Pero, ¿realmente su significación ha sido prácticamente nula? Si bien es una cuestión de percepción yo diría que no. Ha construido sobre su propia historia. Y, como Sergio recuerda, “debo decir que me emociona muchísimo haber estado ahí lo suficiente como para ver a los que en algún momento fueron miembros del público decidirse y comenzar a producir sus propias ondas”. Al menos para ellos, para cada miembro del público y para cada artista involucrado en este y otros proyectos afines, el impacto ha sido muy significativo.
¿Qué viene ahora para ruido horrible? Sergio responde de manera ecuánime: “Que se mantenga. Discretamente pero de manera constante. Nada más… pero tampoco tendría mucho problema en dejarlo ir”. No queda más que decir “salud” por estos 10 años y por todo el ruidismo que hasta hoy se ha construido… y por todo el que se está cocinando mientras hablamos.