Por: Santiago Gonzalez Cragnolino
Podría ser una canción de Oasis, pero no. Poco después de comenzar el riff de guitarra en vez de la pedantería nasal de Liam Gallagher, lo que suena es la elegante voz de Richar Hawley ahogada en reverb. Lo que canta es algo así como una serie de aforismos, una sabiduría compartida en torno a la muerte y lo que sucede cuando dejamos nuestro cuerpo atrás, como reza el título de la canción y repite incansablemente el estribillo. La canción se alarga bastante y desemboca en un extenso solo de guitarra, final rockero y previsible.
Un tiempo después, vía YouTube, me encuentro con una sesión en vivo de Hawley que tiene la versión mejorada de ‘Leave Your Body Behind’. Acompañado solamente por uno de sus músicos en la guitarra acústica, Hawley, enfundado como casi siempre en una campera de cuero negro, comienza por ajustar su pedalera, la otra protagonista de esta historia. El formato (casi) unplugged sirve mucho mejor a la canción y a la voz áspera del cantante. El tempo es más lento y el acompañamiento reducido pone de relieve los espacios vacíos entre las notas. Esta vez el músico inglés dio con la solemnidad bien entendida que parecía necesitar esa triste melodía. Hawley estira lo más que puede su estribillo como si fuera consciente que ha dado con una pequeña joya y termina de cantarlo justo antes de quedarse sin aliento. Mientras canta suelta algunas notas con su guitarra, extraños sonidos que podrían acompañar las andanzas del agente Cooper en “Twin Peaks”. El efecto delay de la pedalera hace que las notas se repitan hasta perder intensidad y finalmente desaparecer. En vez de utilizar los efectos sobre la guitarra para rockear, lo que hace es lograr el clima mortuorio que evoca la letra. E incluso se podría decir que esas notas que desaparecen lastimosamente para no dejar rastro son la representación perfecta del paso al más allá del que nos quería hablar desde el principio.