Cobertura Festival Desde El Mar 2015 en Mar del Plata

// Por: Staff

mié 15 julio, 2015

Fotografías: Prensa Festival Desde El Mar

Fecha: 12 July 2015

Por: Juan Manuel Pairone
@serviciopostal

(9-12 de julio de 2015)

A poco más de 400 km al sur de la ciudad de Buenos Aires, de cara al imponente océano Atlántico, se encuentra Mar del Plata. Punto turístico por excelencia para muchos argentinos desde hace más de medio siglo, la urbe costera es una de las más grandes del país, y también una de las más particulares en términos de idiosincrasia. Con alrededor de 500 mil habitantes estables, sus calles principales y sus monumentales edificios funcionan como una postal encantadora pero no del todo representativa. Mar del Plata es una durante el verano y los tiempos de descanso, con una cantidad de visitantes que multiplica a los lugareños y, por supuesto, sin lugar alguno para estacionar. El resto del año el paisaje es otro y la tonalidad dorada con sabor a cerveza helada cambia por un gris casi uniforme, bastante más acorde a lo que sucede a orillas del mar la mayor parte del tiempo.

Mar del PlataDepartamentos deshabitados y persianas cerradas; construcciones pintorescas que parecen embrujar el paisaje en medio del desarrollo urbano y el ritmo de la vida cotidiana; playas desiertas y típicamente deprimentes. Esta podría ser una historia soporífera, plagada de imágenes lentas y apagadas, y llena de existencialismo. Pero eso tampoco sería hacerle justicia a Mar del Plata, que no es la del verano eterno y la del crisol de provincias de cada enero, pero tampoco es un páramo olvidado por la lógica capitalista del calendario gregoriano, abandonado a su destino cuando la recreación queda en segundo plano.

Con sus contradicciones y su belleza nostálgica, Marpla es uno de los puntos más importantes del mapa de la producción cultural en Argentina. Pasando por encima del aluvión teatral de cada temporada estival, ahí están su antológico festival de cine (iniciado en 1954) o el encuentro internacional de diseño TRImarchi. Pero no se trata solo de eventos: artistas del lenguaje como Gustavo Sala (ilustrador) y Martín Zariello (escritor) o bandas como Altocamet y Morbo y Mambo dan cuenta del semillero que representa la ciudad costera y de un microclima cargado de creatividad y personalidad en potencia. Y en ese mismo contexto, tras los pasos de proyectos como Casa del Puente Discos o Pistilo Records, aparece uno de los sellos autogestionados más importantes de la nueva música argentina: Desde El Mar.

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Es sábado 11 de julio y Mar del Plata amanece radiante. Quizás muchos no lo saben, pero la quinta edición de uno de los festivales emergentes más interesantes de los últimos años está sucediendo. La noche anterior, cuatro bandas de este sello colectivo –que tomó su nombre después de la primera edición del evento en 2011– llenan el salón de fiestas de un Club de Pesca entregado a la música. Son poco más de 400 personas pero el crecimiento es exponencial por donde se lo mire. Arriba del escenario están Zoot, Alfonsina, Simmur y Salam Aleikum; abajo, sus colegas y compañeros de catálogo son los encargados de poner en escena un despliegue técnico admirable. La conclusión es una sola: el festival Desde El Mar ya es parte necesaria del calendario marplatense.

La escena se repite ese mismo sábado a la noche. Pero antes hay espacio para una charla sobre humor y rock (a cargo del mencionado Gustavo Sala) y para presenciar el estimulante show de Once, un combo con colores de free-jazz y post-rock que se asemeja a una versión fútbol 9 (por su cantidad de miembros) del Barcelona de Guardiola, con variantes para todos los gustos. El bar se llama Mingus y su dueño es también el sonidista de Luzparís, uno de los grupos más activos de la escena local y la prueba fehaciente de que la solidez artística tiene sus frutos. Días antes de su show en el festival el grupo telonea a Babasónicos a sala llena, pero a partir del jueves 9 ya no hay tiempo para disfrutar de una pequeña gran victoria como esa. Todas las cabezas están puestas en el #5DEM y es casi una obligación que esta edición supere a la anterior. Como cada año que pasa.

Ya en el Club de Pesca, la intensidad no merma. Enclavado directamente sobre la orilla del océano, el escenario es testigo de una ronda de interpretaciones para el recuerdo. El sorprendente debut oficial de los locales Río Pardo, la confirmación de Un Planeta como uno de los grupos más frescos y contundentes del rock argentino, la autodestructiva actuación de Atrás Hay Truenos y la elegancia alternativa de Luzparís se reproducen en los comentarios que se escuchan afuera, sobre el muelle y con el rompiente de las olas como banda sonora. Sin embargo, más allá de los shows, de la gente bailando, lo que emociona es ver a un grupo de amigos trabajando a más no poder por lo que creen. Y no es una simple utopía ni una linda experiencia para contar en la vejez. Es el producto de cinco años de aprendizaje continuo y detalles pulidos en cada aspecto. Desde las barras de bebidas hasta la pantalla que funciona como escenografía, todo marcha como un reloj bien aceitado. El primer sustantivo que surge a la hora de la descripción es “profesionalismo” y suena justo. Esta gente está lista para lo que sea.

 

Atrás Hay Truenos

Atrás Hay Truenos

Gente 1 gente 2

Luego de tres días de actividad intensa, llega el domingo y el último eslabón de la cadena de eventos. Es el turno del Teatro Municipal Colón y de dos de los mejores shows del fin de semana: el de los rosarinos Mi Nave (y su shoegaze de exportación) y el de la mendocina Mariana Päraway (amigos mexicanos, ¡escuchen a Mariana!). Cierran la noche el cóctel de r&b y electrónica sincopada de SLNT y el rock de guitarras Venus de Milo, también presentes en el catálogo de Desde El Mar; y aunque el impacto esta vez no se produce y algunos problemas de sonido se vuelven evidentes, queda al descubierto la misma máxima: el trabajo del equipo es lo que sostiene la propuesta. En cuatro días, todos los artistas del sello y un selecto grupo de expresiones variopintas han dado forma a un continuo de música desprejuiciada, con foco en la cultura rock pero con oídos abiertos a la experimentación, las máquinas y los sonidos propios del folklore, entre otros. Y, por último, un detalle que es apenas eso (un detalle), pero que sirve para entender nuevas lógicas de circulación: los artistas presentes en la grilla pertenecen a catálogos de sellos emergentes, con mayor o menor recorrido pero con una riqueza en cuanto a contenidos que parece no tener fin. Si aquel o aquella que está leyendo estas palabras tiene ganas de descubrir música nueva, la invitación está hecha. Además de lo que ofrece el sello anfitrión, no dejen de revisar los discos de Concepto Cero (La Plata), Dice Discos (City Bell) o Polvo Bureau (Rosario), todos presentes a través de sus artistas. Quizás encuentren a algún proyecto que les cambie la vida; quizás descubran todo un nuevo panorama ahí mismo, frente a sus ojos.

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¿Cómo es hacer un festival con ambición si el capital inicial son el trabajo humano y las ideas? Aprovechando los recursos al máximo y sosteniendo el producto final como prioridad. Esa parece ser la prédica que une a los miembros de Desde El Mar, que es un colectivo no solo de artistas sino también de productores y gestores, y que deja en claro que se puede pensar un evento sustentable y económicamente viable sin perder ni una pizca de frescura ni creatividad. Lo dicho, quizás el #5DEM no haya afectado la vida de miles de personas en términos cuantitativos, pero su organización está trabajando para eso. Desde la curaduría hasta el despliegue técnico, quien haya estado en alguna de las sedes habrá podido ser testigo del nivel de detalle y dedicación puesto en cada instancia. Un festival así está destinado a funcionar cada vez mejor porque, lisa y llanamente, un grupo humano (y de trabajo) como este no se encuentra todos los días. El crecimiento de una escena, de una forma de gestión y de todo un paradigma a la hora de pensar la música necesita de este tipo de compromiso. ¿La principal enseñanza? Sin esfuerzo ni convicción no hay otra industria posible pero, al menos por ahora, la pelota está del lado de los que quieren jugar.

Rpio Pardo 3