Por: José Iván Ruiz Trejo
Si fue la primera vez que viste a Travis tocar en vivo, lo que hay que sugerir antes de empezar a leer esta reseña es que guardes todas tus emociones y recuerdes todo lo que se vivió en el Pepsi Center este 13 de junio. Y no es porque la banda escocesa no vuelva a pisar tierras aztecas (estoy seguro que eso pasará más rápido de lo que uno se imagina) sino que el momento en esas dos horas fue profundamente emotivo.
Antes de la hora señalada, el recinto no se había llenado a toda su capacidad cuando Reyno, banda que ha tenido buenas reseñas de su último trabajo Dualidad tuvo la aceptación de los asistentes que apenas empezaban a acomodarse en una noche que ya tomaba tintes mágicos. Canciones como ‘Amarrados’ y ‘Dos Mundos’ fueron de las más aplaudidas.
Empezó entonces una larga espera. Más de 40 minutos y con las sensaciones erizadas al máximo, el cuarteto conformado por Fran Healy, Dougie Payne, Andy Doulop y Neil Primrose aterrizaron en el escenario para empezar con ‘Everything At Once’, canción homónima de su reciente material que hizo soltar el grito contenido de los desesperados presentes que ya querían escuchar a la agrupación británica.
Por ello, Travis no se guardó nada cuando los acordes de ‘Sing’ empezaron a sonar en el recinto de Insurgentes, seguido de ‘Selfish Jean’ , ‘Writing To Teach You’ y ‘As You Are’, donde Fran empezó a interactuar con los asistentes diciendo solo “Hola” en español y agradeciendo que los acompañaran en una velada con tintes de festejo.
‘Love Will Come Through’ abrió el espacio para que escucháramos una de las obras maestras de la banda como ‘Driftwood’ de su mítico álbum The Man Who de 1999, donde también nos dimos cuenta que Healy, quien llevaba una camisa holgada negra con rayas blancas y a quien el paso de la edad le sigue llegando, no le mermaba la intensidad y alegría, brincando y moviéndose en todos los rincones del escenario.
‘My Eyes’ fue ovacionada por los propios músicos, quienes buscaban a los infantes presentes en el concierto y los felicitaban de que fuera su primer contacto con la música. Una buena parte de que canciones como ‘Re-offender’, ‘3 Miles High’ o ‘Side’ se apreciaran a la perfección es la gran química de la banda, de quien Healy se enorgulleció de llamar “mejores amigos” y a quien les dedicó ‘Where You Stand’ con el público alrededor y un chico que se ofreció a cargar al vocalista.
‘Moving’ y ‘All I Want To Is Rock’ no cesaron de seguir impresionando a los acérrimos fans que habían visto al conjunto en las variadas veces que han visitado nuestro país. Los novatos ofrecían emocionar a los músicos con el coro de ‘Closer’ y les brindaron un aplauso especial. Una primera salida en falso llego con ‘Turn’ y el público se tranquilizó un poco, pero no mucho después de que Healy tocara una sensible versión acústica de ‘Flowers In The Window’ que hizo vibrar los miles de corazones.
Era momento de ‘Magnificent Time’, un buen motor preliminar para que ‘Why Does It Always Rain On Me?” hiciera explotar al Pepsi Center. El agradecimiento por estar en el aniversario 20 de la banda se convirtió en un segundo encore cuando pudieron tocar ‘Happy’ canción con la que se despedían y se robaban, de nueva cuenta, parte del corazón del recinto.
Podemos quedarnos con una frase de Healy en los momentos finales del show: “Comprar un boleto y escuchar la música con la banda es como vivirla”. Un concierto de Travis es tener emotividad de principio a fin. No es necesario descontrolarse para sentir como la electricidad sube en cada minuto y eso lo podemos portar quienes pudimos asistir a uno de los mejores conciertos del año hasta ahora.