Por: Iván Lechuga (@ilechuga)
En un concierto de Muse es común ver a Matt Bellamy, Chris Wolstenhome y Dominic Howard esparcidos por su amplio escenario, divididos por luces, pantallas transparentes, confeti, y otros elementos de sus grandes producciones; pero para esta canción estaban los tres juntitos, no había más de tres metros entre ellos y se miraban con atención mientras tocaban. Estaban estrenando una rola en vivo a nivel mundial, ‘Revolt’, de su último LP, “Drones” (2015) de la cual sacaron un video en realidad virtual hace poco, y quedaba claro que no querían dejar espacio para los errores.
Sin embargo no existe tal cosa como una rola desconocida para los fans de Muse. Parecía que cada persona dentro del abarrotado Palacio de los Deportes conocía perfectamente la letra de la canción que estaba naciendo en el escenario y la repitieron como si fuera una de las más añejas. Ese es el poder comercial de una de las bandas británicas más emblemáticas del nuevo milenio, la cual ha regresado este año para recetarle tres llenos consecutivos a la Ciudad de México en uno de sus recintos más importantes.
Después de que la banda abridora The New Regime se había bajado del escenario, Muse encendió al público con tres de sus nuevas canciones; ‘Reapers’, ‘Psycho’ y ‘Dead Inside’. Bellamy corría por los pasillos que llevaban hacia el escenario que habían colocado en medio del Palacio con la misma velocidad del riff potente de ‘Psycho’, con un mar de brazos queriéndolo tocar; mientras Howard le daba una paliza a la bataca y Wolstenhome se concentraba en el bajo y las armonías. Flotaban sobre la gente unos enormes orbes blancos que simulaban tener unos drones adentro, o realmente los tenían, nunca pude llegar a una conclusión. Hasta los que no querían levantarse de sus asientos lo hicieron mecánicamente con ‘Plug In Baby’, que terminaba de electrizar hasta el último nervio del Palacio. Se había encendido el rock intergaláctico de Muse.
‘Supermassive Black Hole’ vio al público y a la banda bañados por decenas de luces verdes mientras estos últimos tocaban en un escenario giratorio e iluminado como si fuera un set desechado de “Tron“; mientras que para ‘Hysteria’ el “palacio de los rebotes” le hacía segunda al respetable que ya se estaba desgarrando las gargantas. De vez en cuando aparecía entre rolas algún paréntesis electrónico, como ‘Interlude de “Absolution” (2003), ‘The 2nd Law: Isolated System’ y ‘Prelude’ del trabajo más experimental: “The 2nd Law” (2012). Muse nunca ha quitado el dedo del renglón en presentarse como una banda que le gusta expandirse hacia nuevos sonidos e influencias, pero al verlos en vivo uno quiere creer que su existencia se basa en seguir dando buenos conciertos de rock.
Matt Bellamy se encontraba en su grand piano en un extremo del escenario con los ojos cerrados concentrado en la melodía del pequeño puente musical durante el momento más progresivo de la noche, ‘The Globalist’ del último álbum. Un número donde le sigue dando rienda suelta a su fascinación con Ennio Morricone, el inicio de hecho, casi una calca de ‘L’Arena’; pero que después pasaba a una balada de amor y después a un pedacito de speed metal, antes de estacionarse en el mencionado fragmento en el piano, donde Bellamy estaba concentrado en cantar desde el corazón, tal como Freddie Mercury le hacía décadas atrás en medio de los estrambóticos conciertos de Queen.
Sonaron canciones imposibles de faltar como ‘Starlight’ y ‘Uprising’, aún se sentía la electricidad en los fans del grupo con cada dramático cambio de acorde; un testimonio a su pasión por la banda, considerando que cada cambio de acorde de Muse es dramático. ‘Apocalypse Now’ regresó al grupo de Devon a una de sus etapas más rimbombantes, cuando en el 2004 muchos los queríamos patear por hacernos pensar que Radiohead se había retractado de sus propuestas electrónicas. Años después, cada banda ha encontrado su lugar.
Dedicaron ‘Mercy”’a la gente de París, interpretación donde segundos después voló el confeti sobre las cabezas de espectadores extasiados; y hablando de Morricone y rock intergaláctico, cerraron con la perfecta fusión de ambas influencias en ‘Knights Of Cydonia’. El Palacio de los Deportes coreaba el requinto de Bellamy y nos preparábamos para despedirnos de un electrizante concierto. Le esperan buenas cosas a la gente que ya tiene su boleto en mano para las dos noches siguientes.