//Por: Oscar Adame
Hay algo realmente romántico en las películas de George Méliès. La forma en cómo el reconocido mago francés se rompía la cabeza para crear los primeros efectos especiales e incursionar al cine en el uso de ingeniosos trucos ópticos; el trabajo completamente manual con el cual él y sus allegados construían los escenarios y props necesarios para la filmación con no más que cartón y objetos hogareños; y por último su necedad de adelantarse 40 años a las películas a color, decidiendo pintar ciertos celuloides de su autoría cuadro por cuadro.
La obra de George Meliès es de una naturaleza tan personal que resulta inevitable no pensar en ella como un objeto de artesanía, uno que a pesar de ya tener más de un siglo de haberse construido, sigue entreteniendo y emocionando a cualquier clase de cinéfilo.
Es indudable la importancia cultural que películas como Le Voyage Dans La Lunè tienen y es por ello que este año, tras haber trabajado con cintas del Expresionismo Alemán en ediciones pasadas, los curadores del Festival Bestia en colaboración con Aural han decidido crear un homenaje al alquimista de la luz con una musicalización en vivo de un puñado de sus obras más significativas, en su versión remasterizada 2k, con la participación de figuras tan importantes como John Medeski, Kenny Grohowsky, o Lee Ranaldo, ex-guitarrista e Sonic Youth.
A las 7 de la noche la fila para entrar al Auditorio Blackberry ya se encontraba atascada de gente divididos entre claros seguidores de la ex banda de Ranaldo y de cinéfilos emocionados por la proyección especial, con algunos cortometrajes nunca antes presentados en nuestro país. Por dentro el foro empezó a difuminar sus espacios vacíos media hora posterior, encontrando sobretodo a una gran masa de gente congregándose frente a la guitarra del ex-Sonic Youth. Entonces las luces se apagaron y la magia del cine empezó a hacer lo suyo.
Dos segundos de 24 fotogramas cada uno sirvieron para introducir a El hombre de la cabeza de goma. Una de las películas más representativas del mago que se dice inauguró con esta obra al surrealismo dentro del séptimo arte. Los músicos se dedicaron solamente a remarcar las acciones ocurridas dentro de la película con sonidos accidentales típicos, una joya de experiencia para ambos sentidos durante el crescendo rítmico, provocado por Brohowsky, dado mientras la cabeza de Méliès crecía hasta explotar en esa escena histórica para la historia del cine.
Durante El Melómano el colectivo calco tal cual las notas que aparecían en la pantalla mientras el personaje principal de la historia las escribía con su propia cabeza.
Fue en El Deshollinador cuando el histriónico Lee Ranaldo empezó a brillar con luz propia mientras golpeaba su guitarra con el suelo, barría con ella, jugaba con arcos de violín y con baquetas. Todo esto para crear efectos de sonido únicos en conjunto con sus pedales de distorsión.
En Alucinaciones Farmacéuticas Ranaldo jugó con campanas, elevando su guitarra y golpeándola con un solo brazo, llevándose los aplausos del público. -“Es un poco difícil ver la película con este güey haciendo tantos trucos”-, dijo una chica tras de mí, mientras la agrupación se dedicaba a crear un aura progresiva a la película llena de bailes y de paisajes hermosos.
La primera sesión, la dedicada a películas en blanco y negro, cerró con una de las grandes favoritas: Fausto En Los Infiernos, obra dentro de la cual se invitó al vocalista de Cleric para crear un extraño leitmotiv, de cantos guturales, al demonio. Una excelente presentación en donde se combinó a elementos característicos del noisecore con la cinta que data de 1903.
La banda se despidió para dar un pequeño intermedio de 15 minutos y volvió para presentar ahora tres de las películas más aclamadas de Méliès, ahora a color.
La primera fue El Viaje De Gulliver Entre Los Liliputienses y Los Gigantes, cinta que calca ciertos capítulos característicos de la obra maestra del escritor Jonathan Swift: “Los Viajes de Gulliver”. Para esta proyección Mike Rivard sacó a relucir un extraño bajo hecho de piezas de madera mientras el director John Medeski tocaba un flautín y Lee Ranaldo jugaba con campanillas y cascabeles amarrados a su guitarra, sonaba exquisito.
El Reino De Las Hadas sirvió para empezar a crecer la emoción del público que ya quería atestiguar la proyección de una de las obras más icónicas del cine: Le Voyage Dans La Lunè, obra cumbre de Méliès, cuya musicalización se dedicó a crear una atmósfera futurista llena de elementos sonoros dignos de cualquier película actual de ciencia ficción que explotó en intensidad durante aquella secuencia en la cual el cohete llega a la luna.
Hay un término que empieza a generar interés dentro de los estudiosos de la mente humana que se llama “nostalgia romántica”, que describe a la sensación de enamoramiento que una persona puede crear de experiencias, épocas o culturas no vividas que se puede crear gracias a obras culturales como las películas de Méliès. Lo que sucedió el día de ayer dentro del Auditorio Blackberry fue un acercamiento a aquella mente que exploró hace más de 100 años historias e imágenes que siguen teniendo la capacidad de enamorar.