El pasado fin de semana, Corona Hell and Heaven Fest nos dio una gran cantidad de buenos espectáculos y WARP Magazine empezó su cobertura con Rob Zombie. Rodeado de fans incondicionales, la curva del Autódromo Hermanos Rodríguez estaba llena de folclor y mucha energía, que los espectadores mostraban en cada canción.
Era una gran fiesta, los espectáculos secundarios, disfraces y personajes que se encontraban a los alrededores pintaban y magnificaban este gran evento que, a pesar de los problemas por los que pasó, logró salir adelante.
Los dos escenarios principales se encontraban juntos, literalmente unidos uno al otro; al término de una presentación, inmediatamente daba comienzo el siguiente. Korn hizo que el público corriera del escenario vecino al Heaven Stage, donde tocaron sus éxitos en una noche fría pero llena de emociones.
Uno de los actos más esperados de la noche, fue Limp Bizkit, para este punto de la noche, el público era diverso: se podían encontrar desde jóvenes que no les interesa el metal, así como adultos entre 35 y 40 años que fueron disfrutar de esta banda de inicios del nuevo milenio.
Los éxitos enloquecieron a la masa, el mosh pit apareció desde la primera canción y no descansó hasta que termino el show. Algunos problemas técnicos de audio terminaron por enfadar al frontman de la banda, quien reclamó de manera intensa a sus ingenieros y pidió disculpas al festival. Para terminar el show, algunos jóvenes fueron invitados a subir al escenario y terminar la presentación con toda la energía.
Mejor cierre no pudo tener este evento, Kiss reventó el lugar, estremeciendo a todos los presentes con la espectacular producción y actitud que muestran siempre en sus conciertos, ya sea en solitario o dentro de un festival, como fue en esta ocasión.
Un festival que pasó por toda clase de problemas, pero que al final supo sobreponerse y salir adelante, sin embargo, resulta necesario mencionar que hubo algunas fallas en la organización y logística. Realmente esperamos que de haber futuras ediciones, mejoren para poder convertirse en uno de los festivales más emblemáticos del Distrito Federal.