Hablar del gótico es remitirnos a la época en la que subculturas musicales como el punk, el new wave y el glam originaron el nacimiento de un nuevo reino, uno en el cual las películas Serie B, la literatura de Mary Shelley, Edgar Allan Poe o Le Fanu y la música de The Cure, Killing Joke, Joy Division y claro, Echo & Ehe Bunnymen tenían cabida, donde el paganismo y el culto a la estética del vampiro fueron adoptadas como doctrinas. En ese reino de brillante oscuridad solo podía haber un rey, ese rey se llama Peter Murphy, el mítico líder de Bauhaus.
El músico creó junto a la banda una discografía en la cual su desolada/romántica concepción del mundo le valió el culto rendido por miles de seguidores en todo el mundo. Y aunque al día de hoy aún lloran el cierre del capítulo final de su historia de la mano de Go Away White (2008), su último disco de estudio, trabajos como In The Flat Field (1980) permanecerán en la historia de la música para siempre.
Aunque para Murphy el final de Bauhaus no significó el final de su carrera, por el contrario, lo dotó de audacia para iniciar una aventura en solitario, la cual a la fecha abarca 10 discos de estudio tan eclécticos y experimentales que musicalmente difieren uno de otro abismalmente. El más reciente, Lion (2014), por ejemplo, es un disco rabioso, con algunos de los momentos distorsionados, estridentes y lúcidos en el andar del músico, nada raro si tomamos en cuenta que la producción corrió por cuenta de Martin Glover (Killing Joke).
En esta ocasión tengo oportunidad de hablar con Peter previo a su concierto en México en El Plaza Condesa como parte de su gira Stripped, un recorrido por su discografía a través de un set acústico, algo parecido a lo registrado en su disco en vivo A Live Just For Love (2001) pero con marcadas diferencias y justo así inicia nuestra conversación. Siempre es un placer platicar con el llamado “Godfather Of Goth”.
Has hecho muchas giras durante tu carrera, de hecho, uno acústico, así que en tu opinión ¿qué hace de Stripped un tour diferente a los demás?
Solamente he hecho un tour como éste, tal vez en 1996, 97, 98, o 99 no puedo recordarlo exactamente, tal vez en el 2003 o 2004. Esta vez lo llamé “Stripped”, aunque no es puramente un show acústico, por ejemplo, también me acompaña un violín eléctrico, es un show abierto y espacioso, tiene paisajes sonoros muy orgánicos lo cual le da un aspecto bello y simbólico al show.
También me acompaña John Andrews, quien es un gran guitarrista. Creo que este es un proyecto interesante, me emociona tocar frente a una audiencia. Es algo inesperado, no sabes que esperar aunque probablemente son canciones que ya conoces —o no—. Está basado puramente en la interpretación directa de la canción y puedes escuchar claramente todo lo que se está tocando.
Hace un par de años hiciste el “Mr. Moonlight Tour”, ¿cómo fue para ti celebrar el aniversario 35 de la formación de Bauhaus?
Creo que fue importante, los 35 años fueron un factor, aunque esa no fue la razón inicial. Al parecer yo era quien llevaba la batuta de Bauhaus ya que aparentemente nadie más podía hacerlo, pero yo nunca saldría a presentarme como Bauhaus, fue una especie de taller. A mucha gente le causó tristeza que no vio un show de Bauhaus pero hice un show experimental que funcionó muy bien, mi banda tocó increíble y así fue como surgió la idea de realizar el tour mundial. Así sucede a veces. Aunque eso no quiso decir que no integrara mis primeros trabajos como solista.
Tienes una discografía vasta y ecléctica, ¿es difícil hacer los setlist para este tour?
Esa es una buena pregunta, hay cosas que parecerían imposibles de tocar, una de esas sería por ejemplo ‘Lion’, la canción que le da nombre a mi más reciente álbum. Fue concebida como una pieza orquestada aunque también tiene varias capas eléctricas, no pensarías que esa canción diera resultados bajo este formato pero jugamos con los sonidos y descubrimos que sí funcionaba. Cuando empiezas a componer canciones lo haces con muy pocos elementos, en el momento en el que me encuentro en el estudio y toco cosas para probar —al igual que en el soundcheck— me voy dando cuenta de lo que funciona para esto. Como músico conozco muy bien mis canciones, así que no se me complica mucho saber qué se acoplará y qué no. Espero que eso responda tu pregunta [risas].
Para terminar y hablando de Lion, este álbum es muy visceral, es posible que sea tu álbum más pesado, se siente muy rockero, ¿qué te llevó a tomar esa dirección musical?
Fue impulsada tanto por la gente con la que trabajé de lleno como por las ideas centrales. Vino de ese pequeño periodo cuando el punk se terminó, cuando Killing Joke y Bauhaus salimos de gira juntos en nuestra época temprana y apenas comenzábamos a tener una audiencia concreta, ahí conocí a “Youth” (Martin Glover) y después de un tiempo lo volví a encontrar. Claro que ya lleva décadas como productor y me gustó el hecho de que mantuvo un acercamiento refinado, más no apresurado. Cuando nos conocimos la segunda vez —creo que ya lo he dicho antes— fue algo muy rápido y muy visual, y estábamos escribiendo cuatro canciones al día. Siempre se acercaba a mí como artista y antes de que viniera al estudio él preparaba ideas básicas, las escribía muy rápido y a mí me gustaban mucho.
¿Cuánto tardaste en grabarlo?
Déjame decirte, el álbum completo fue logrado en aproximadamente nueve días de composición y grabación.
¡Eso fue muy rápido!
Lo sé, lo único que faltaba era la mezcla y uno que otro elemento de producción, también pudimos conseguir ingenieros y un equipo que ya tenía experiencia en esa rama lo cual aceleró el proceso y el flujo. Y por supuesto, la parte vocal para mí fue como ir a lugares hacia donde no había llegado antes, aunque sin agitarme de más, pero de manera muy apasionada. Así fue como surgió ese álbum.
Felicidades, con los resultados obtenidos querrás replicar el proceso…
Gracias, no creo que dependa del hecho que haya sido rápido, pero Youth y yo somos muy políticos y creativos. De hecho, en cuanto te deje seguiré trabajando en nuevas canciones y espero que algo interesante surja.