Danny Elfman se ha convertido en uno de los compositores más queridos de la historia del cine. Cubierto por máscaras, calaveras y caras pálidas, él presenta música única influenciada por el ballet de Tchaikovsky, los experimentos de Bernard Herrman y el minimalismo de Satie.
Sus temas cargan con las manías y obsesiones que convirtieron a Tim Burton en un creador incomparable que ha logrado entregar mundos completamente nuevos a un público hambriento de fantasías complejas y emotivas. Su mancuerna construye una de las colaboraciones más exitosas de las industrias creativas, una unión que a palabras de Danny Elfman fue “uno de los accidentes que han marcado una dirección importante en mi carrera”.
Tim Burton fue quien descubrió al talento de Danny Elfman poco antes de que iniciara la producción de su ópera prima Pee-Wee’s Big Adventure (1985). Impresionado por el concierto que Danny Elfman otorgó con su extinta banda Oingo Boingo, Tim decidió invitarlo para escribir la banda sonora de su película. El resto es historia. 30 años y 14 colaboraciones con varios de los temas más icónicos de la historia del cine.
Sin embargo, contrario al director, Danny Elfman posee una versatilidad que le permite entrar y salir de otros mundos con facilidad. De la casa Simpson a la de Desperate Housewives; desde la acción de Misión Imposible y Hombres de Negro, a la introspección de Good Will Hunting. El compositor tiene muchas caras y muestra con orgullo a cada una de ellas.
Danny Elfman nos las mostró todas en la plática que mantuvimos previo a su celebración de Halloween en la Arena Ciudad de México. Una conversación que se extendió de su trabajo en Justice League (2017) a historias de lo que ha vivido debajo de su máscara más famosa: Jack Skellington.
El concierto que otorgaste en la Arena Ciudad de México contó con una impresionante selección de invitados especiales. ¿Cómo es que se dieron estas colaboraciones?
Digo, nuestro promotor fue quien pensó que la cantante que hizo a Sally, Susana Zabaleta, era perfecta para el papel y pensé que sería genial. Jonathan Davis ya había hecho un cover con Korn de ‘Kidnap The Sandy Claws’ para un disco tributo llamado Nightmare Revisited (2007) hace unos años, por lo que parecía una selección natural.
Son personas a quienes les gusta la música de The Nightmare Before Christmas (1993) y que disfrutan interpretándolas.
¿Cuál ha sido la experiencia más complicada que has tenido al componer una Banda Sonora?
Batman (1989) fue la película que me planteó el mayor reto porque en ese entonces yo era considerado un compositor para películas cómicas y los productores no me querían por ello. Tuve que ganarme a todos los involucrados pues asumían que no terminaría el proyecto, que no sería capaz y que tendría que ser reemplazado.
En el pasado has dicho que tuviste pensamientos similares cuando compusiste la música para Pee-wee’s Great Adventure. ¿Qué fue lo que cambió, te sentías completamente seguro de poder hacer la música de Batman y por ello te aferraste al proyecto?
Fueron situaciones muy distintas. Pee-Wee’s Great Adventure (1985) no me importó en lo más mínimo, solo quería divertirme, lanzar el trabajo y disfrutar del proceso. De hecho, me sorprendió que recibieran la Banda Sonora y decidieran usarlo.
Batman (1989) fue mi décima película y quería hacerla lo mejor que pudiera, quería saber cómo hacer un mejor trabajo. Además, sentía que entendía lo que era la película, pero tuve que convencer a todos que lo hacía. De verdad tuve que pelear, fue la experiencia más complicada, pero también la más importante de mi carrera.
Tu primera Banda Sonora la hiciste para Forbidden Zone (1980), una película que dirigió tu hermano. Él también era un músico, fue líder de Oingo Boingo antes que tú. ¿Por qué te pidió entonces hacer la banda sonora?
Es un poco complicado. Mi hermano empezó la banda en Francia bajo el nombre de Le Grand Magic Circus. Yo lo visitaba a los 18 años con regularidad y me contrataron para tocar el violín. Creí que estaban locos, pero lo hice. Al poco tiempo, se movieron a Los Ángeles, California, cambiaron el nombre a The Mystic Knights of Oingo Boingo y me pidieron que fuera su director musical. No sabía de qué hablaban.
Viajé seis meses a África y regresé para encontrarme con mi hermano y su banda callejera, entonces comprendí que querían que dirigiera a la banda en las calles. Tocamos alrededor de la ciudad por cambio durante meses, ahí aprendí a tocar el trombón y a lanzar fuego. Mi hermano entonces salió del proyecto para empezar a trabajar en Forbidden Zone y yo me hice cargo de la banda. El proyecto se volvió más ambicioso, más dramático, por lo que decidimos llevarlo a los teatros.
Un día, me desperté en Inglaterra escuchando ska y decidí que la banda se convertiría en una agrupación de rock. Al poco tiempo uno de los asistentes a uno de nuestros primeros conciertos, Tim Burton, me contactó para que trabajara en la música de su primera película. Yo no era un compositor, no sabía qué pensar, pero lo hice.
Como puedes ver, mi carrera se ha formado gracias a una serie de grandes accidentes.
¿Fue difícil para ti cambiar de ser una figura tan histriónica, como lo eras en Oingo Boingo, a ser el compositor que se encuentra tras bambalinas?
Sí lo fue, pero me gustan los retos. Tras el éxito que resulto ser Pee-Wee’s Big Adventure (1985), me di cuenta de que en verdad me gusta componer para películas por lo que decidí aplicarme y trabajar muy duro. Me mantuve en la banda durante una década y componía dos soundtracks al año en aquella etapa. Trabajaba todo el día, todos los días, para aprender.
Has dicho que aceptaste hacer la música de todas esas películas porque querías estar listo para componer buenas canciones para Tim Burton…
Él inventó ese chiste porque por cada película que él hacía, yo trabajaba en cuatro más. Pee-Wee (1985) fue la primera, Beetlejuice (1988) fue la quinta, Batman (1989) la décima, y Edward (1990) fue casi el decimoquinto filme en el que trabajé. Entonces, él me preguntó -¿Cómo es que haces todas estas películas entre las mías?- y yo le respondí que era la única forma para poder seguir con su ritmo.
Tenía que mejorar como compositor. Beetlejuice fue más complicada que Pee-Wee, Batman fue mucho peor y Edward fue mucho más difícil que Batman. Entre ellas tuve que trabajar muy duro para tener las herramientas necesarias.
Yo lo describiría de la siguiente manera: Me encontraba construyendo mi kit de herramientas. Al inicio era pequeño, por lo que decidí hacerlo cada vez mayor para poder trabajar con más recursos.
Estás trabajando en la música de Justice League (2017) y se dice que vas a utilizar tu tema clásico de Batman y el de John Williams para Superman…
Lo acabo de terminar. Traté de tocar todos los temas que valen la pena colocar. Probablemente haya algo de John Williams por ahí, no te puedo decir, pero si escuchas seguro te darás cuenta. Para mí, sería hermoso utilizar ese tema porque es icónico. También usé un poco de Wonder Woman de Hanz Zimmer porque es una buena pieza.
¿A dónde iría con Batman?, es como volver con un viejo amigo. Poder volver a abrir el mundo de Batman (1989) lo hizo mucho más divertido y emocionante para mí.
Hay cosas nuevas también, música para Cybog, Flash, Justice League, para cada personaje. Fue un gran reto trabajar en esta película, pero fue muy divertido también.
Escribiste las letras de las canciones de The Nightmare Before Christmas. Sin embargo, Tim Burton ya había concebido la historia como un poema. ¿El poema original de Burton fue una gran influencia para escribir las líricas de la película?
Así es. No utilicé mucho de lo que él había escrito originalmente; pero, cuando inicié a trabajar en las canciones, él empezó a escribir rimas. Me dejaba frases por aquí y por allá, todas eran muy buenas, por lo que recolecté aquellas frases sueltas y empecé a combinarlas con mis propias rimas para las primeras canciones. En cierto punto, tuve que escribir desde cero, pero el poema y sus frases me seguían influyendo.
Creo que cuando escribimos rimas, Tim Burton y yo compartimos referencias. Él no estaría de acuerdo, pero en mi opinión Dr. Seuss es una gran influencia. Algo en mis propias líricas, las letras, el tempo, las convierten en algo muy similar a aquellas del trabajo de Dr. Seuss. Alan Gore también es una influencia importante, él es un caricaturista siniestro.
Mucha gente apasionada del theremin ha declarado que es culpa tuya que el instrumento sea súper popular…
No lo creo. El theremin nunca se fue, es un instrumento demasiado divertido. En los conciertos usamos el theremin en tres ocasiones: para Mars Attack, Frankenweenie y Charlie y la Fábrica de Chocolates. Las primeras dos fueron opciones obvias para usar el theremin, ambas son películas muy dedicadas a la ciencia ficción.
Amo el theremin, lo he amado desde que vi The Thing From Another World (1951), película para la cual Dimitri Tiomkin escribió una Banda Sonora hermosa con el instrumento, es por ello que el theremin está en mi subconsciente. Bernard Herrmann también lo utilizó en mi Banda Sonora favorita, aquella que compuso para un filme de fantasía llamada The Day The Earth Stood Still (1951).