#WARPPresenta: Entrevista con Björk, A Cyborg Manifesto

// Por: Oscar Adame

lun 9 marzo, 2020

La forma antigua dice que la naturaleza y la tecnología son enemigos”, me declaró Björk desde su residencia en Reikjavik, Islandia, pocos días antes de presentar su show más elaborado hasta la fecha, Cornucopia, en Nueva York. Un acto en vivo al cual se refiere como la primera obra de “Teatro Digital” y que pretende dejar aquella noción en el pasado. “Estará extinta muy pronto”, remarcó.

Mi primer contacto con la música de Björk Guðmundsdóttir fue una experiencia fuera de este mundo. Desperté en la madrugada dentro de mi cuarto de la secundaria, rodeado en su completa obscuridad. Me había quedado dormido viendo videos musicales, la televisión seguía prendida, y a los pocos segundos todo se iluminó en un tono blanco tan puro como artificioso. No entendí qué pasó, me aterró, pero al mismo tiempo me fascinó la imagen de dos robots besándose de forma apasionada.

El audiovisual dirigido por Chris Cunningham para ‘All Is Full Of Love’ sintetiza lo que representa la música de la soprano islandesa. Una propuesta que usa lo más avanzado para erradicar las dualidades que existen entre la tecnología y la naturaleza. La imagen de dos autómatas andróginos, compartiendo un momento que es tan profundamente humano, los convierte en parte de un nuevo mundo en donde las dualidades pueden subsistir y expresarse en un mismo cuerpo.

Este es uno de los temas centrales detrás de una de las más grandes influencias de la islandesa. El ensayo A Cyborg Manifesto (1985), de la académica feminista Donna Haraway, en donde la autora describe que el mundo utópico es un cyborg. Un ente que no carga con las delimitaciones que los humanos crean para sí mismos con respecto a raza, género o nivel socio-económico. El cyborg un ser que conecta todas las ideas que parecen ser incompatibles para nosotros y que puede experimentar el amor como cualquier otro ser vivo.

Björk retomó este escrito para construir sus álbumes clásicos, realizados entre mediados de la década de los noventa y principios de los dos mil, basando su música en una paleta de sonidos en donde convergen tanto las sonoridades electrónicas, tan frías como las máquinas, como los elementos ricos, cálidos, en su tradición orgánica. La pasional voz de la artista sirve para remarcar los opuestos de sus bases instrumentales, cantando ricas historias sobre amor, lucha y confusión, sobre todo con respecto al comportamiento humano.

Sin embargo, su discurso se intensificó cuando encontró nuevos medios tecnológicos sobre los cuales posarse. Previo al lanzamiento de Biophilia (2011), la cantante creó una aplicación de teléfono que obligó a sus usuarios a salir a pasear por la naturaleza para escuchar segmentos de su nuevo álbum. Por otro lado, para la promoción de Vulnicura (2016) creó cámaras de Realidad Virtual hechas para experimentar al sonido como nunca antes. Ahora está transformando lo digital en algo físico para interpretar Utopia (2018) en su nueva gira, la cual se presentará en un foro impregnado de Inteligencia Artificial dentro del centro de un espacio tan natural como lo es Parque Bicentenario.

Es así como Björk nos enseña que la naturaleza y la tecnología no están en constante lucha. “Definitivamente pueden colaborar, creo que ya lo están haciendo”, respondió, tal como si el mundo se tratara de un gran cyborg que logra subsistir gracias a sus partes tecnológicas.

El futuro es un Cyborg

Te has definido como una de las voces más interesantes respecto a innovación tecnológica y futurismo en la música, pero al mismo tiempo cargas con un discurso naturalista. ¿Cómo logras combinar estos dos mundos?

Muchas gracias, estoy muy halagada. Es un gran cumplido, gracias en verdad.

Probablemente puedo contestar esa pregunta en varias formas. Creo que una de ellas es que vengo de Islandia, donde la Revolución Industrial no pasó y terminamos rodeados de naturaleza sin perder los beneficios de la tecnología. No tuvimos que sacrificar nuestra naturaleza al mundo industrial, por lo que pude verlos coexistir durante toda mi vida.

Seguramente hay otras razones de las cuales estoy un poco sesgada. Una respuesta mucho más psicológica es el hecho de que vengo de padres divorciados. Mi padre es ingeniero eléctrico y mi madre era una activista feminista. Probablemente quiero combinar ambos mundos, construir puentes entre ellos de alguna forma. Aunque para ser honesta, eso es solo una teoría.

¿Crees que la tecnología y la naturaleza pueden vivir en conjunto, cómo crees que los paisajes van a ser en un siglo? 

Absolutamente, ahora mismo hay lentes solares que consumen partículas de CO2 que flotan sobre el océano. Creo que la generación que está brotando alrededor del mundo en universidades y en cualquier otro lado, está aprendiendo y descubriendo cómo pensar en una forma mucho más holística. Se están inventando tecnologías que son verdes.

La forma antigua dice que la tecnología y la naturaleza son enemigos, pero creo que esa noción estará extinta muy pronto. Antes se ha dicho que la palabra ‘techno’ significa ‘artesanal’ en griego, como en la carpintería o el arte. Creo que es un talento humano con alma y podemos guiarlo a colaborar con la naturaleza.

Era más complicado en el pasado, durante la era industrial, cuando la industria tecnología era muy estrepitosa, torpe y gris. La que tenemos ahora tiene inteligencia, es refinada en su inteligencia biológica. Definitivamente puede colaborar y sacudir sus manos con la naturaleza más fácilmente, creo que ya está pasando. 

En este momento, siento que como especie hemos perdido un poco la capacidad de disfrutar las cosas más fundamentales y naturales de la vida. Nos veo ansiosos y ocupados por nuestros teléfonos. ¿Qué es lo que piensas de esto, te sientes de la misma forma?

Siento que en la historia humana siempre nos enfrentamos al mismo dilema. La existencia, el disfrute y el dolor. Creo que fábulas de gente como Buda o los Faraones en Egipto lo prueban. Esto es algo con lo cual todos tenemos que levantarnos todas las mañanas y enfrentar, creo que es por eso que el yoga nació. 

Al mismo tiempo, sé a qué te refieres. Creo que deberíamos de tomar largas caminatas todos los días, escondernos en la naturaleza. Si podemos pasar dos o tres horas dentro de la naturaleza, sería increíble y después podemos sentirnos libres de hacer lo que queramos dentro de la Internet.

Les he dicho a varios amigos y familiares que hagan lo que te estoy diciendo. De hecho, el pasado domingo tuvimos una escalada de siete horas y se sintió increíble.

Hablando respecto a las cosas más fundamentales y naturales en la vida. ¿Cuál es tu olor favorito?

Uhh, tal vez es porque lo hice este fin de semana, pero el olor de la madera quemada junto a un lago, esparciendo su humo en el aire. También el olor del ruibarbo y el palosanto quemado es algo que mis amigos me han enseñado a disfrutar.

Es muy interesante que hayas invitado al mismo coro del cual fuiste parte de niña a abrir tus conciertos. ¿Cuándo tuviste la idea de llevarlos contigo, no te resultó nostálgico el ver a sus miembros siendo que tú solías estar en su misma posición?

Bueno, hicimos esto en Nueva York y sí, fue increíble y muy revelador el combinar todos estos lados distintos de mí en un mismo día, durante una hora y media.

La tradición coral en Islandia es inmensa. Éramos muy pobres, no teníamos orquestas o arquitectura, nada de eso, pero siempre tuvimos música vocal y tenemos un sonido muy específico. Hay muchos compositores que solo trabajaron para los coros islandeses, pero todos terminaron dirigiéndose a los mismos lenguajes cuando escribían sus canciones. Soy una gran seguidora de todos ellos.

Cuando llegue a México voy a presentarme con un coro mexicano, de hecho ya estoy trabajando en seleccionarlo. Disfruté mucho trabajar con la Orquesta Sinfónica de México durante mi última visita a la ciudad. Es muy satisfactorio estar en una ciudad y tener más gente sobre el escenario que pertenece a ese lugar a tener invitados. Siento que así, el concierto no es sólo un saludo de mano entre los músicos y la audiencia, sino también entre los dos lugares en el escenario.

Definitivamente escuché un sonido muy distintivo en la orquesta mexicana. Disfruto mucho la forma como los mexicanos ven al mundo, es apasionado y artístico.

¿Crees que estar en contacto con tu propia infancia es algo importante para un artista… y para un ser humano?

Esa es una pregunta muy buena. Puedo responderla en muchas formas que puede que se contradigan.

Puedo imaginarme a alguien que está en contacto con su infancia y alguien que no lo está. Ambos lo están haciendo muy bien, pero al mismo tiempo me pregunto -¿se puede escapar de ella?-. Siento que el trabajo emocional es muy gratificante y puede entregar milagros.  

Al mismo tiempo, como una amante de la música, a veces siento que la psicología del siglo XX se sobrevalora si te olvidas de ti mismo en un sentido molecular, en las ondas sonoras de la música, la física y la abstracción de la misma. Es imposible no disfrutar de ella siendo un escucha, un músico o un bailarín. Es probable que esta sea una forma más directa y real de conectar con el mundo, mucho más que el analizar y profundizar en los problemas.

Tal vez una forma de acercarse a esto es incluir a ambos polos opuestos. Tanto lo abstracto como lo psicológico, eso seguramente será lo más efectivo a largo plazo.

¿Cuál es el mensaje principal de Cornucopia y cuál es tu interés particular en traerlo a un país como México?

Mi principal inspiración cuando compuse la música para Utopia (2017) era el escribir la Banda Sonora para un mundo futuro y armónico. Tras el desastre, encontramos un lugar en donde podemos empezar desde el inicio. Creo que esto tiene una resonancia emocional, personal, universal y ambiental.

Si imaginamos que el fin del mundo ya ha pasado, digamos que ya terminó la destrucción de las especies y el calentamiento global, tal vez es de mayor ayuda el imaginar qué haremos a continuación. Primero escribiríamos un manifiesto, sonará utópico, pero al inicio siempre es así. Siento que el clima que acordaremos será nuestra utopía, al principio parecerá imposible el llegar a ello, pero podemos hacerlo, y a veces es mejor iniciar con la música cuando quieres imaginar algo. Una vez que la tienes, todo parece ser más sencillo.

También siento que el trabajo que he hecho a lo largo de la última década, incluyendo Biophilia y Vulnicura, ha estado relacionado al mundo digital, construyendo espacios interiores en donde puedes disfrutar el sonido. Biophilia tenía Aplicaciones, Vulnicura tuvo Realidad Virtual, creo que en Cornucopia apliqué lo que aprendí de la siguiente manera: Casi como si hubiera construido una película, tomando lo digital y convirtiéndolo en físico, esta es mi presentación teatral más elaborada hasta ahora.

Para la Realidad Virtual tuvimos que desarrollar un software para la masterización de sonido 360. El aplicarlo en este show con 15 bocinas alrededor de la audiencia con Inteligencia Artificial y muchas capas de cortinas de hilo es tratar de crear algo a lo que me gusta llamar como Teatro Digital.

En la Ciudad de México estuvimos muy impresionados de que hayas elegido al Parque Bicentenario para presentarte. Nunca antes ha habido un concierto ahí y una amiga me confirmó que el lugar fue específicamente requerido por ti. ¿Por qué?

Bueno, nuestro show es tan elaborado que es complicado acomodarlo dentro de un teatro. Tenemos que traer una tienda e instalarla en el lugar, nos da mucho más control. Además, amo los parques. Sonaba muy festivo.

¿Alguna vez has tenido un sueño recurrente que tal vez haya tenido influencia sobre tu música?

Sí, de hecho ahora mismo tengo un sueño recurrente de mi hogar, el cual es un espacio muy orgánico, creo que representa mis raíces. También tuve un sueño recurrente sobre el cual escribí en una canción llamada ‘Heriloom’, en donde mi madre e hijo vierten aceite hirviendo en mi garganta, pues había perdido la voz.