Una línea de tiempo sobre el conflicto en Hong Kong

// Por: Diego Galán

jue 15 agosto, 2019

Maruan Soto Antaki

Originalmente en Pensar El Mundo WFM

Llevamos diez semanas escuchando en distintos medios y niveles que en Hong Kong no paran las protestas. Hay que tratar de entender qué pasa, por que no merman las protestas y por que cada vez son más violentas, más masivas.

Hong Kong tiene un historial con cierto tipo de protestas. Hubo protestas en 1997 cuando dejó de ser parte del Reino Unido y se anexó a China. Hubo protestas en 2014 en una demostración llamada Umbrella Movement, donde la gente salía a las calles con un paraguas que, además de darle intención simbólica les permitía protegerse del gas lacrimógeno. ¿Pero qué sucede ahora y dónde se sitúa Hong Kong? 

Hong Kong es una parte reciente de China. Desde mediados del siglo XIX y hasta 1997 existió bajo control Británico, y pasa a manos del territorio continental chino en este año. Esto en una condición muy complicada llamada estatus especial. Este implica, que tienen ciertas libertades distintas al resto de China. 

Estas van desde el modelo económico, donde Hong Kong tiene un modelo de libre tránsito de capital, un modelo de libre mercado, a diferencia del chino que es increíblemente complicado. Este no es un asunto de comunismo, sino de un capitalismo de estado donde el principal actor ,con ciertas estructuras parecidas a las capitalismo, son controladas no por el mercado sino por el estado mismo.

El principal conflicto

Otro de los acuerdos que lo diferencian del resto del territorio chino, son justo las que nos conducen a los conflictos de estas últimas diez semanas. Estas se refieren a lo político. Si bien hay un jefe del ejecutivo, en este caso Carrie Lam, como parte de la cabeza del gobierno de Hong Kong, está líder en realidad está determinada por los poderes centrales chinos.

De manera simultánea, se mantiene una diferencia que ha sido el principal conflicto, este con relación al sistema jurídico de Hong Kong. En principio, la entidad mantiene leyes con un sistema judicial como producto remanente del periodo británico. No obstante este puede ser pasado por encima por el régimen de Beijing. Aquí es donde se abre la discusión que tenemos ahora.

En febrero de este año, la oficina de seguridad de Hong Kong propuso una reforma a la ley que permitía la extradición de territorio de Hong Kong a China continental. Esto saltó con protestas de toda la población, porque eso quiere decir que tanto chinos como extranjeros, ya fuera estar operando, trabajando o delinquiendo en territorio de Hong Kong podrían terminar siendo extraditados a territorio Chino donde la opacidad es absurda. Conocemos las historias sobre la falta de libertades, la falta de transparencia y garantías civiles.

La  gente salió a la calle y en Abril, la jefe del ejecutivo propone una enmienda, bajo la cual los sospechosos de haber cometido un delito en Hong Kong, podrían terminar su juicio o seguir este en territorio Chino. Aquí se disparó la masividad de las protestas. 

Un tema legislativo

Para mayo, Lam dice que va apresurar la reforma para que salga expedita, para que no pase nada y salga rápido. Las protestas empiezan a calentarse y dice pondrá ciertos límites, empieza a matizar, diciendo que no todos los delitos serán sujetos a extradición china. Las protestas siguen. 

Para junio, 3,000 abogados vestidos de negro salen a las calles en señal de protesta para tratar de explicarle a la gente que esto es un problema que tiene que ver con la libertad y independencia de jurisdicción de procesos legales en el territorio de Hong Kong. Es decir, lo que sucedió, es que China estaba pasando por encima, aunque tiene legalmente el derecho de hacerlo, las costumbres que le daban autonomía al territorio de Hong Kong. 

Para el 9 de Junio, un millón de personas salen a la calle. Las autoridades dicen que solo salieron 240,000 ciudadanos. Las protestas son las más violentas que han habido en décadas, a partir de ese momento. La respuesta de las autoridades es lanzar mucho gas lacrimógeno, y esto se transforma en represión abismal, al punto de donde la oficina de las Naciones Unidas pide revisar cómo se está empleando el gas lacrimógeno, que dependiendo de su uso puede estar prohibido por leyes internacionales. 

Para el 13 de Junio, cierran las oficinas de gobierno en Hong Kong por el riesgo que presentaban las protestas frente a ellas. Para el 14 de Junio, Carrie Lam aplaza indefinidamente la promulgación de la ley, pero no la quita. Este es el estado actual de la ley  por lo que continúan las protestas. Las protestas toman el cuartel de la policía de Hong Kong, hace que se caldeen las cosas. Para Julio, las protestas entran al recinto legislativo. A días de esto, salen a protestar las madres de los chicos en las demostraciones. La cantidad de detenidos se agudiza, y al momento las cifras son complicadas de definir justo por que se enfrentan a la opacidad de las autoridades.

Las protestas se acercan a ciudades aledañas a  Shenzhen en China. Justo en la frontera de lo que antes diferenciaba Hong Kong británico de China continental. De un lado de esta “frontera” es absoluta jurisprudencia china sin estatus especial.

El uso geopolítico

En este momento, el presidente Donald Trump, advierte que el ejército chino esta desplegando tropas del lado chino. Para fin del mes, las protestas empiezan a tomar el metro donde se agrava el uso de gas lacrimógeno. El secretario de defensa chino desde Beijing, dice que se puede usar al ejército para poner orden a las calles.

La amenaza china y lo que advierte Trump se combinan para hacer una narrativa sobre la posibilidad de una intervención cercana. La respuesta de las demostraciones de la gente en Hong Kong, llega al aeropuerto donde cantan a los turistas que llegan para hacer claras sus demandas a nivel internacional. Simultáneamente, el ejército chino libera por canales digitales un video promocional de sus tropas, sobre lo efectivo que es para controlar manifestaciones. Una amedrentación.

Para finales del mes pasado, las protestas acaban por tomar todo el territorio de Hong Kong. Crece al punto donde se acumulan, según las propias organizaciones, dos millones de personas en un país de 7 millones.

Es un lugar donde importa el tema financiero, pasa dentro de un lugar rico. El aeropuerto de Hong Kong representa una cantidad de vuelos irreal, y es obligado a suspender operaciones por las protestas. El gobierno de Beijing, decide mandar la policía dentro de las instalaciones del aeropuerto.

Los manifestantes empiezan a ver la manera de contrarrestar la opresión. Aquí aparecen historias como las del uso de lasers, para cegar posibles herramientas que permitan identificar a los manifestantes con tecnología de reconocimiento facial.

Al momento, el conflicto deriva además de lo financiero en lo político. Hay un uso geopolítico de los distintos bloques, occidental por Trump y del chino donde son capaces de transformar sus disputas en algo que afecte la intención de las protestas. Por un lado está claro que para Trump, esto puede transformarse en una historia sobre la opresión china. Para los chinos, se alimenta la retórica antioccidental.