Lugar de Origen: Ciudad de México, México
Año de Fundación: 2013
Miembros: Raúl Villamil
“Estoy en el medio de un bosque, en soledad. No hay nadie más, los árboles son altos y todo tiene un color verde obscuro. El piso es una combinación de secciones con pasto y tierra. La veo y decido caminar hasta que me encuentro con la sombra de un animal indistinguible. Se para a lo lejos. Observo su silueta y sigo mi camino a través del vacío del bosque.
En poco tiempo llego a un lugar en donde hago música. Es un espacio de ensueño en el cual escucho lo que hago y me encanta. Es el edificio de mi música, una construcción azul con tintes rojos. Combina y contrasta mucho. Decido entrar, me siento perdido en su sala, así que decido subir al techo del lugar y ahí me encuentro con alguien con quien voy a compartir techno.
Ese alguien soy yo mismo, me voltea a ver y me digo algo importante e ininteligible. Tal como el animal, no lo distingo. Me hablo en onomatopeyas, como en mi música”.
Esta es una historia que construimos con Raúl Villamil, compositor y productor mexicano que desde principios de esta década se ha destacado bajo el nombre de Techno Para Dos. Se trata de uno de los proyectos de electrónica experimental que mayor seguimiento han recibido dentro del centro del país y que incluso inició con una escuela de producción gracias a su papel como cabeza del sello discográfico VAA (Varios Artistas). Además de su participación como profesor en varios espacios públicos del país.
Bajo nombres poéticos y un profundo entendimiento de las ansiedades de la juventud posmoderna, Raúl ha presentado una buena colección de piezas catárticas en Techno Para Dos, repletas de una violenta complejidad que golpea al escucha tras varios minutos de intrincados beats e instrumentaciones atmosféricas. Sus composiciones normalmente cargan con la melancolía de la música minimalista, las bases somnolientas del ambient y el presunto caos del IDM.
Su primer álbum, titulado Paraqué (2017) es un material integrado por ocho piezas instrumentales repletas de una gran carga narrativa. “Es un trabajo que me gusta mucho, pero que siento que se perdió un poco en el abismo“, nos describe Raúl respecto al material cuyas “piezas son consignas desesperanzadoras, que hablan de mucha frustración. Si quieres darle otra conotación, también se pueden ver como contestatarias“.
Sobre segmentos de paisajes repletos de sampleos a sonidos cotidianos, a modo de música concreta, y otros tantos más violentos, basados en la mezcla de beats violentos e infinidad de armonías a sintetizador, Raúl entregó un álbum que cuestiona las bases sobre las cuales entendemos lo que comunicamos. El mismo título es una deconstrucción del ‘para qué’, palabras que utiliza el autor para preguntarse la razón de la existencia del material y de las vivencias que lo originaron.
El tracklist está repleto de títulos excéntricos en los cuales se profundiza en la falta de sentido en ‘Paraqué’ y ‘Ninguna’; de la importancia de las memorias en ‘Jueves’ y ‘Desalema Gone’; y se transmuta al romance con los gritos y la frialdad de las piezas ‘Canción de Amor 1’ y ‘Canción de Amor 2’.
“Todo parte de un trabajo mío, de algo genuino que estoy tratando de decirle al escucha“, nos declaró al otro lado del teléfono el productor. “La música que hago es para mí, la hago del profundo de mi ser para mi disfrute”, prosigue, creando un diálogo consigo mismo a través del sin sentido, de las onomatopeyas, del sonido sin palabras. “Yo creo que el lenguaje por ser lenguaje tiene un contexto poético, lo importante es saber organizar las palabras en el espacio de la canción“, como en su relato.
Eso es justamente lo que hace a Techno Para Dos un proyecto tan interesante. En el diálogo con uno mismo, el artista encuentra a su mayor fuente de sinceridad. Se encierra en su mundo y se pregunta qué es lo verdaderamente importante para él.
“A mí me inspiran mucho los sonidos habituales“, declaró Raul. “Me entró un pequeño viaje personal de descontextualizar diálogos. Me clavé en el trabajo de doblaje de caricaturas de los años noventa. Me gusta la cadencia que agarra un doblaje de una caricatura japonesa al español porque son formas de hablar muy distintas“, afirmó respecto a las voces que cortan con la instrumentación de sus piezas. “Descontextualizando a los diálogos puedes llegar a expresar algo muy profundo porque tú no sabes que estás escuchando un diálogo de los Thundercats o de Dragon Ball Z. Es apropiarse del lenguaje y darle un significado completamente distinto, es la parte kitsch de mi trabajo“.
Hay varias piezas de su próximo álbum de estudio, el cual llegará bajo el ilusorio título de Nos Prometieron Un Futuro (2019), en el cual utiliza frases de caricaturas que dicen -no puedo moverme- o -adiós querida amiga-; por otro lado, en su primer álbum es notable el uso de frases como -tengo que morir-. Son líneas que se sienten profundas por la naturaleza melancólica de su música, “pero si lo escuchas en la caricatura no tiene nada que ver. Le das un contexto muy distinto con la música, por eso es increíble el sampleo“.
“Siempre he tocado en vivo, en contra de hacer DJ sets, que sí hago, pero que hacen que me aburra. Es tan sencillo que se vuelve aburrido, yo necesito estar tocando botones y perrillando. Haciendo algo para entretenerme“, declaró respecto a su acto en vivo, el cual se caracteriza por contener sets repletos de colaboraciones, en donde se apoya de varios de los mejores artistas visuales del país para darle nuevas capas de lectura a sus canciones.
Sobre proyecciones y juegos de luces, Techno Para Dos crea experiencias sensoriales, en donde el escucha se pierde entre tantos sonidos y texturas. “No busco el virtuosismo, está un poco ridículo pensar en ser un virtuoso del perrilleo de Moogs ¿no? Pero sí busco que sea lo suficientemente complejo para que me satisfaga“.