Quizás para mucha gente, el año 1994 ha sido uno más en su vida, pero para la música fue el año del renacer del rock gracias a una infinita cantidad de álbumes que fueron lanzados por los mejores artistas de la época.
A continuación, seleccionamos las diez piezas que no pueden faltar en ninguna buena colección que se aprecie de tal.
Editado el 1° de febrero de 1994 por Reprise Records.
El punk siempre estuvo considerado un estilo underground, casi marginal y para unos pocos. Y Green Day logró llevarlo a las ligas mayores. Apenas apareció, Dookie se coló en el mainstream de manera casi instantánea. Y su éxito se basó en canciones geniales, frescas, llenas de fuerzas y, sobre todo, pegadizas. Desde el vamos, la ecuación era sencilla: ¿un álbum que contenía gemas como ‘Burnout’, ‘Longview’, ‘Basket Case’, ‘She’ y ‘When I Come Around’ podría fracasar? Claro que no. Billie Joe Armstrong y los suyos generaron la revolución que el (pop) punk necesitaba. Ya no todo era Ramones, Sex Pistols y The Clash. La influencia musical de Dookie fue asombrosa. Lo que generó al pop-punk es sólo comparado a lo que Nevermind logró con el grunge. Sin la repercusión del tercer disco de Green Day, no existirían Paramore, Blink–182, SUM 41, My Chemical Romance, Good Charlotte y tantas otras bandas que rumbearon sus caminos siguiendo la luz brillante de los de California.
Para muchos adolescentes que crecieron en aquellos dorados años 90’s, Green Day fue su primer banda, Dookie su primer disco y ‘Basket Case’ su primer himno. Y esa revolución hormonal fue acompañada por una difusión radial continua y por MTV, que rotó los videos del trío una y otra vez hasta el hartazgo. Las ventas millonarias y los 164 shows por todo el mundo (durante 1994), lograron que los punks más radicales los miraran de reojo y los acusaran de traidores. Pero al mismo tiempo, la “explosión verde” le sirvió a muchos grupos contemporáneos (y no tanto) a Green Day: The Offspring (con su aclamado Smash), Rancid, NOFX y Bad Religion, entre muchos otros, comenzaron a recibir una mayor atención y alcanzaron un éxito inesperado.
Dookie no fue solo uno de los mejores discos de 1994, también fue uno de los álbumes más importantes de la década del 90. A 25 años de su lanzamiento, su gigantesco legado continúa siendo imborrable.
Editado el 1° de marzo de 1994 por Geffen Records.
¿Qué tienen en común ‘Ready to Go’, de Republica, ‘Two Princess’, de Spin Doctors, ‘Unbelievable’, de EMF y ‘What’s Up’, de 4 Non Blondes? Son cuatro de los más importantes “one hits wonder” de los 90’s. Y ese camino hubiese seguido el querido Beck con su bajonero e inolvidable himno llamado ‘Loser’, de no ser por su excelsa discografía (en especial Odelay, Mutations y Midnite Vultures) y sus innumerables joyas musicales (´Devils Haircut’, ‘The New Pollution’, ‘Where It’s At’, ‘Cold Brains’, ‘Sexx Laws’ y un largo etcétera).
‘Loser’, esa oda de casi 4 minutos dedicada a los perdedores, convirtió a Mellow Gold, en un éxito total de ventas y llevó a la cima del rock alternativo al Sr. Hansen (por aquellos años, Beck, junto a R.E.M., Pavement, Beastie Boys, Sonic Youth y The Smashing Pumpkins, eran los amos y señores del rock norteamericano y los dioses de la escena alternativa). Pero no podemos reducir el suceso de Mellow Gold a un solo tema. Además de ‘Loser’, ‘Beecar’ ‘Nitemare Hippy Girl’ y ‘Pay no Mind’ rotaron a toda hora cuando MTV aún era un canal en el que se podía descubrir nueva música (y no una catarata de malísimos realitys shows). La dicotomía de la industria era tan amplia, que la actitud anticomercial del álbum lo convirtió en un suceso comercial, alcanzando con sus ventas el disco de platino.
En Mellow Gold, Beck se encargó de mezclar al rock con el pop, la bossa nova, el folk, el blues, el funk y hasta con la electrónica. Y a partir de ahí, comenzó a basar su carrera en pastiches musicales (únicos e irrepetibles), la experimentación, sampleos de todo tipo y prolijas presentaciones en vivo, dignas de un rockstar de segunda mano de una feria de pueblo. Al día de hoy sigue siendo considerado uno de los compositores más creativos y uno de los productores más destacado del rock.
Editado el 25 de abril de 1994 por Food Records (EMI).
Si nos ponemos un poco en contexto, durante la primera parte de la década de los 90’s, el grunge era el estilo musical dominante y no fue hasta que el atormentado Kurt Cobain apoyó una escopeta en su cabeza y decidió terminar con su vida, que los críticos especializados dejaron de mirar hacia Seattle. Más allá de que eso sucedió el 5 de abril de 1994, Blur había comenzado a declararle la guerra a la música que provenía de Estados Unidos hacía un año, cuando apareció Modern Life is Rubbish. Pero fue Parklife el disco que finalmente le puso los puntos sobre las íes a la industria, hizo énfasis en la crítica y de paso, le abrió las puertas al britpop y a una camada de grupos británicos de primer nivel: Oasis, Pulp, Suede, Elastica, The Verve, Supergrass y Kula Shaker, entre otros.
Pero no sólo el grunge y las bandas estadounidenses eran víctimas del ataque de Blur. La decadencia cultural británica, la vida autómata de sus ciudadanos y la sociedad inglesa en general fueron los tópicos que Damon Albarn, Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree utilizaron como punto de partida para componer Parklife. Un disco que bien podría considerarse un “greatest hits”, debido a la cantidad y calidad de sus temas. Y pese a que el cuarteto estaba muy satisfecho con el material que había compuesto, David Balfe, dueño del sello Food Records, opinaba “que era un error”. Gracias a que el tercer álbum de los de Londres fue un éxito de ventas (y es al día de hoy considerado como uno de los mejores discos de la historia), Balfe vendió su pequeño sello a la todopoderosa EMI.
Parklife fue un disco fresco, emocionante, enérgico, tremendamente crítico y divertido a la vez. Fue mucho más que un álbum de estudio. Fue el que trajo a la vida al Britpop, la última gran expresión original del rock. Paul McCartney, David, Bowie, Paul Weller, Pete Townshend… todos coincidieron en elogiar el trabajo del cuarteto londinense. La prensa se rindió a los pies de Blur y la banda fue elevada hasta alcanzar el status de “líderes de la nueva generación musical británica”.
Editado el 6 de mayo de 1994 por Virgin Francia SA.
En 1993, Mano Negra, la banda liderada por el inquieto Manu Chao, se propone una mesiánica tarea: viajar por toda Colombia en tren, utilizando las vías que estaban fuera de servicio. Fue esa gira (luego bautizada bajo el nombre de ‘Tren de Hielo y Fuego’) la que terminó de matar al conjunto francés. Sin embargo, también fue la que le dio vida a Casa Babylon, el trabajo más auspicioso del grupo. En medio de esa travesía por tierras colombianas, Manu tejió lo que sería el disco póstumo de la banda. Y como el viaje que llevaron a cabo en su elaboración, Casa Babylon es, en su esencia, también un propio viaje por todo Latinoamérica. No adoptando los tradicionalismos folclóricos de los países, sino relatando la realidad latinoamericana de los noventa. Sampleando discursos, conversaciones y locuciones, describe a la perfección las vivencias de una región que atravesaba uno de sus momentos de mayor crisis.
‘Señor Matanza’ fue la canción emblema del disco y muestra como ninguna otra el mensaje que esta tenía. Principalmente por su videoclip, grabado en Bogotá, que muestra el color latinoamericano que enamoró a Manu Chao y lo hizo abandonar completamente el estilo más “europeo” y agresivo que tenía MN hasta ese entonces. Uno de los puntos más acertados de Casa Babylon es la colaboración de Fidel Nadal (por ese entonces vocalista de la banda de culto argentina “Todos Tus Muertos”), quien prestó su voz en varias canciones. ‘Bala Perdida’ quedará como un clásico imborrable y como uno de los mejores trabajos del cantante.
Musicalmente hablando, es difícil describir el sonido del álbum. El juego con los sonidos que aquí aparecen luego se volvió un clásico en los trabajos de Manu solista. Se permitió hacer las veces de cantautor y de rapero al mismo tiempo. Nadie puede dudar que la innovación hizo gala de presencia en todo el disco. ‘Santa Maradona’ es la prueba irrefutable que Mano Negra entendió el gen futbolero latinoamericano como si fuera propio. Eso es lo asombroso de esta placa: que canciones como ‘El Alakrán’ o la dedicatoria al astro argentino, tengan sonidos tan dispares y aun así, mantengan un código tan similar con el resto del álbum. Además de la innovación sonora y sus grandes intérpretes, Casa Babylon quedará en la historia por su valor de relato y eso es lo que lo vuelve una obra realmente imperdible.
Editado el 24 de mayo de 1994 por Capitol Records.
“I’ve Got The Brand New Doo-Doo Guaranteed” aseguran los Beastie Boys en ‘Sure Shot’ y sin duda alguna Ill Communication es la perfecta muestra que el trío neoyorquino venía con el nuevo sonido bajo su brazo. Con ‘Sabotage’ como corte difusión y tema emblema del disco, acompañado por un increíble videoclip parodia de las grandes series policiales de los setenta. El cuarto trabajo de los neoyorquinos llegó para romper con todo lo que sabíamos hasta ahora de la banda y tal vez, del hip hop en general. Para Mike D, Ad-Rock y MCA, los 90’s habían llegado con una fuerte apuesta de cambio artístico. Ya con la producción de Mario Caldato Jr., el trío se alejó un poco del sampling y volvió a sus bases punk.
La colaboración con Eric Bobo fue uno de los puntos claves a la hora de intentar encontrar el “color” de este disco. La presencia posterior de Bobo como percusionista en Cypress Hill no parece ser una coincidencia más al descubrir todos los ritmos latinos y punks que tiene Ill Communication y que luego la banda californiana también pregonaría (‘Tough Guy’, ‘Heart Attack Man’ o ‘Sabotage’ son los mejores ejemplos). A pesar del punk que aparece en gran parte del disco, el jazz-rap también dice presente. Canciones como ‘Eugene’s Lament’ y ‘Sabrosa’ se convirtieron en piezas claves a la hora de analizar este particular estilo musical.
En Ill Communication todo está cuidado a la perfección: desde la ubicación de los tema, logrando así enganchar al oyente en un ida y vuelta entre lo punk, el jazz y el hip hop más clásico, hasta las colaboraciones (Money Mark, Eric Bobo, Amery “AWOL” Smith y las voces de Q-Tip y Biz Markie), que logran crear un sonido único, que definió a Beastie Boys y los convirtió en prácticamente una escuela para todos los artistas del género que surgieron en los años siguientes.
Editado el 22 de julio de 1994 por Warner Music.
Julio de 1994 no fue un mes más para Café Tacvba. A pesar del gran éxito que la banda tuvo dos años antes (cuando lanzaron su homónimo álbum debut y les valió un doble disco de oro), fue el lanzamiento de su segundo trabajo el que los catapultó y los posicionó como uno de los mayores exponentes de la música latinoamericana. Con un folk mucho más maduro como base, Re se nutre de todo el color de México y toma prestado elementos de varios géneros musicales, que van desde el metal hasta el ska. Fue imposible pensar este disco sin considerar el aporte de su productor, Gustavo Santaolalla. “Es uno de los álbumes más grandes de todos los tiempos” aseguró en una entrevista por los 20 años de su lanzamiento. “Se convirtió en el plano de todo lo que después fue la carrera de la banda”, concluyó el argentino.
Sin embargo, esta mistura de ritmos está tan bien llevada que se hace difícil para el oído casual diferenciarlo. Re necesita de un análisis profundo para poder disfrutar las joyas que tiene escondidas en cada uno de sus fraseos. Claro, es fácil identificar el bajo funky de ‘El ciclón’, o las melodías metálicas que imperan en ‘El borrego’. Aun así, si se pone un poco de atención, se puede encontrar como, por ejemplo, las vocales del tema recién mencionado terminaron siendo una influencia innegable para los trabajos de bandas como Molotov. Y tocaron funk y metal, y sin desentonar, también se animaron al bolero (muy bien representado en ‘Esa noche’) y al ska. Sin ningún tipo de duda podemos afirmar que si existiera una escuela de ska, ‘Las Flores’ debería ser una cátedra obligatoria. Psicodelia, cuerdas que nos recuerdan a lo mejor del ritmo latino ochentero y la voz de Rubén Albarrán (en esta época bajo la piel de ‘Cosme’) en su máxima plenitud, obligan a mover el cuerpo a más no poder. La joya más brillante del disco parece encontrarse en el final, con ‘El balcón’, donde el jazz se hizo cargo de la escena y nos puso a pensar que no existió (ni existe aún) estilo que Café Tacvba no pueda conquistar.
Re es el mejor homenaje a la pluriculturalidad latinoamericana y un fiel reflejo de la amplia tradición musical del país azteca. Parece injusto señalar un tema por sobre otro, ya que los 20 que componen el cancionero del álbum son dignos de analizarse por separado. CF nos regaló una obra maestra que continúa sonando actual.
Editado el 22 de agosto de 1994 por Interscope Records.
Para entender el increíble suceso alcanzado por Dummy, hay que hacer un viaje hasta la ciudad de Bristol, Inglaterra. Allí, durante los 90’s, se desarrolló un movimiento musical basado en el soul, el dub y el hip hop, que se llamó Trip Hop y que tuvo como artistas decisivos y fundamentales a Massive Attack (en los primeros años de la década), Tricky y Portishead (en la segunda mitad).
Geoff Barrows (programaciones y teclados) trabajó como asistente de programación en los inicios de Massive Attack (que para sus dos primeros trabajos tuvieron la participación de Tricky en las voces). Y cuando decidió darle rienda suelta a su propio camino, se unió con Beth Gibbons (voces). Ante las primeras pruebas como dúo, reconocieron la ausencia de la parte melódica, por lo que acordaron sumar a Adrian Utley (guitarra y bajo) y de ese modo nació Portishead.
Su disco debut impresionó por igual tanto a críticos y oyentes, como a ejecutivos discográficos. Dummy es un registro sonoro hipnótico, sombrío, denso, opresivo, pero al mismo tiempo, te acaricia y te llena el alma. La voz de Beth Gibbons, casi susurrando, nos sumerge en un mar de sensualidad y desolación, acompañada por un collage de géneros: melodías pop, claroscuros jazzeros, soul melancólico y hasta ese típico letargo dub, casi cansino.
El álbum debut de Portishead alcanzó el puesto 2 en los charts del Reino Unido, fue certificado como triple platino, también fue disco de oro en Estados Unidos, recibió el prestigioso premio Mercury Prize y generó dos singles sumamente exitosos: ‘Sour Times’ y ‘Glory Box’, que elevaron la popularidad de la banda hasta la estratósfera, al punto de sonar en publicidades, películas y bares chill out, tan característicos por aquellos años.
A 25 años de su publicación, Dummy sigue siendo catalogado como un trabajo imperdible, de escucha obligada para quienes dicen llamarse melómanos.
Editado el 30 de agosto de 1994 por Creation Records.
¿Por qué Definitely Maybe fue considerado como uno de los mejores discos de la historia? Porque fue la banda sonora de toda una generación, la X, ávida de un sonido que la represente, hambrienta de rock and roll. Y Oasis llegó en el momento preciso, con la dosis justa. Definitely Maybe fue un discazo repleto de guitarras ruidosas, pero ordenadas. El debut de los hermanos Gallagher era rock. Y del bueno. De ese que necesitaban en las islas para apagar definitivamente, tal vez, al grunge y toda la movida alternativa estadounidense. Porque los británicos necesitaban volver a sentirse los dueños del rock. Como en los 70’s. Y para lograrlo, ahí estuvo Oasis. Y Blur. Y la prensa amarillista.
¿Definitely Maybe y Oasis hubiesen sido un éxito si no existían Blur y sus dos discos iniciales (Modern Life is Rubbish y Parklife)? Seguramente, pero es difícil precisarlo. En el verano del ’95 estalló aquella famosa (y artificial) batalla del Britpop, con Blur (los jóvenes de clase media alta) y Oasis (los chicos de la clase obrera) a la cabeza. Londres vs. Manchester. Una farsa basada en una gran estrategia de marketing, realizada a la perfección para exportar el renacer musical del pop británico a todos los mercados.
Poner play y escuchar los primeros acordes de ‘Rock and Roll Star’ fue toda una declaración de principios. Liam y Noel sabían de entrada lo que querían y fueron con todo para lograrlo. Hasta la rutilante aparición de Alex Turner al frente de los Arctic Monkeys, ellos eran los últimos y verdaderos rockstars. Definitely Maybe es un álbum atemporal. A 25 años de su lanzamiento, sigue sonando actual e igual de bueno. En aquellos años, el disco cayó como anillo al dedo. Conectó a las masas gracias a una calidad artística única y a un puñado de hermosas canciones que perdurarán en el tiempo, como ‘Supersonic’, ‘Cigarettes & Alcohol’ y ese emocionante himno que es ‘Live Forever’.
Definitely Maybe fue un álbum fundamental en la carrera de Oasis y en el sonido de The Libertines, Kasabian, Babyshambles, The Kooks y tantos otros. Una obra maestra para los dorados 90’s. Y para el rock and roll definitivo.
Editado el 26 de septiembre de 1994 por Circa.
Al desánimo y la melancolía que Seattle alimentó con el grunge, Londres le respondió con la alegría y el desenfado del brit pop. Para nivelar, el trip hop fue la contrapartida deprimente llegada desde Bristol. Así, con estilos, ciudades y estados de ánimos, podemos explicar las tres corrientes musicales que dominaron la década.
En 1991, Massive Attack irrumpió en la escena mundial con un sonido único, innovador, diferente a todo lo conocido. La novedad sonora se llamó Blue Lines y se la catalogó bajo un nuevo estilo: trip-hop. Tres años más tarde, el dúo ya no se encontraba casi solo dentro de esa escena. Incluso ya habían perdido el cetro como los números uno, a manos de colegas y vecinos de ciudad, que no se quedaron de brazos cruzados viendo pasar la oportunidad y presentaron trabajos superadores: Portishead lo hizo con Dummy, su obra maestra y Tricky, con dos adelantos de Maxinquaye, su majestuoso disco debut de 1995.
Ante este panorama, Robert ‘3D’ del Naja y Daddy G (ya sin ‘Mushroom’ Vowles) tenían frente a sí la difícil tarea de superar su celebrado primer trabajo, no caer en la repetición y demostrar que sí seguían siendo los reyes del trip-hop. Para ello cambiaron de productores (salieron Cameron McVey y Jonny Dollar e ingresó Nelle Hooper, conocido por su colaboración con Björk) y de corista (Tracey Thorn, miembro de Everything But The Girl por Shara Nelson). Y la primer medida adoptada fue, desde el vamos, controversial: en Protection, el componente hip hop, sería (fue) mucho menor que la de Blue Lines. Perdieron rimas y rapeadas hiphoperas, pero ganaron en sofisticación. Las atmósferas del disco fueron magistrales y nunca se repitieron. Hay oscuras, hedonistas, otras grandilocuentes. Incluso sensuales. Hasta alguna que otra casi chill out.
Este segundo álbum se convirtió en el eslabón fundamental de la cadena formada por Blue Lines – Protection – Mezzanine, la trilogía dorada en la carrera del dúo de Bristol, que los posicionó como pilares y referentes del trip hop. Los ya mencionados Portishead y Tricky, más DJ Shadow y Morcheeba no sería mundialmente conocidos sin empaparse con los trabajos de sus maestros, Massive Attack.
Editado el 1° de noviembre de 1994 por Geffen Records.
La historia del grunge no fue lo mismo luego de la aparición de Nirvana. Sin embargo, tras la grabación del disco MTV Unplugged in New York, quedó en claro que la banda podía hacer más que eso. Posiblemente sea en este álbum en el que se muestra en su máxima plenitud el virtuosismo del grupo. Este fue el primero grabado en vivo y para muchos, su trabajo más aclamado. ¿Pero qué hizo que este “show desenchufado” fuera lo que fue? Uno de los puntos más elogiados fue la labor de Dave Grohl. El baterista llevó la composición a otro nivel, demostrando que el “ruido” no era un condimento obligatorio en la receta de Nirvana. El creador de Foo Fighters dejó en claro en este disco su gran condición como músico, logrando preservar la esencia de los de Seattle. ¿Cómo haría la banda más poderosa del planeta para mantener su power rock en una condición tan ajena como lo era un concierto unplugged? La respuesta fue asombrosamente increíble.
Más allá de la estupenda tarea de Grohl, el punto más alto de todo el disco fue Kurt Cobain. El músico se encontraba atravesando el momento de rehabilitación por su adicción a la heroína. En este show se puede disfrutar de un Cobain en plena lucidez, con mucha interacción con el público y demostrando una vez más porque solamente necesitó siete años para quedar en la historia grande de la música. Y si antes recalcábamos que este era un álbum donde Nirvana mostraba que no eran sólo una banda grunge, los covers que eligen hacer son quizás el ejemplo más notorio de esto. Su versión de ‘The Man Who Sold the World’ no llega a ser mejor que la original, sólo porque esta fue creada por otro genio, como David Bowie. Otra reversión de antología es ‘Jesus Doesn’t Want Me For a Sunbeam’, de “The Vaselines” en donde Krist Novoselic se luce tocando el acordeón y Dave Grohl tocando el bajo.
MTV Unplugged in New York es la última joya de Nirvana y de Kurt Cobain. Meses más tarde de su grabación, el cantante apareció muerto en su casa en Seattle. Cuando este material salió a la luz, nos recordó una vez más el brillante músico que fue Cobain y la importancia de Nirvana para todo lo que vino después.