Mew está festejando el cumpleaños de Frengers (2003), su tercer disco de estudio. Desde el lanzamiento del material la banda danesa y nuestro país han tenido una relación muy cercana que se ve presente dentro de la gran cantidad de miembros que los grupos de seguidores de la banda tienen dentro de la ciudad, misma que con cada visita de la banda termina por llenar sus conciertos.
Dos presentaciones completamente sold-out en el 2009 sorprendieron a la agrupación, Jonas Bjerre en varias ocasiones ha comentado que aquel concierto en el José Cuervo Salón es uno de los favoritos que ha dado en la historia. “Simplemente me sorprendió que tuviéramos tantos seguidores en México, es un país tan lejano físicamente, pero tan cercano a nuestras canciones“, declaró para Poolp en 2014. Una presentación que tuvo que ver muchos años hacia el futuro para volver a visitar a México, tras un receso de seis años, la pérdida del guitarrista Bo Madsen y la re-incorporación del bajista Johan Wohlbert.
Desde entonces han lanzado dos discos más en forma de + – (2015) y Visuals (2017), sin embargo, el disco que todavía se siente más cercano a su público mexicano es aquel que cuenta en su booklet con la frase ‘Not Quite Friends, But Not Quite Strangers’, frase que queda impregnada en la palabra compuesta Frengers (2003) y que ha significado casi de forma literal la relación de la banda con nuestro país, lejanos físicamente, pero cercanos en mente.
Un par de generaciones enteras crecieron viendo el video de ‘Am I Wry?’ en Telehit y MTV, audiovisual que se introdujo a los canales musicales más importantes del país como una constante. La primera canción producida por Rich Costey de The Cars para la agrupación y el primer sencillo que la banda exportó de Dinamarca. Un tema de poco menos de cinco minutos que cuenta con cinco cambios armónicos en donde juegan guitarras llenas de reverb, baterías, bajo, coros, instrumentos de aire, sintetizadores, campanas y xilófono, que también había sido parte del segundo disco de estudio de Mew, el independiente Half The World Is Watching Me (2000).
Algo interesante de Frengers (2003) como un disco de estudio es que aunque mucha gente crea que es el álbum debut de esta agrupación danesa de rock-progresivo, no es así. En realidad es el tercer disco de la agrupación, tras haber lanzado dos discos bajo un sello improvisado que una editorial de libros escandinava decidió formar cuando el dueño descubrió al cuarteto tocando en un pequeño bar de Copenhague. Ambos lanzamientos fueron en extremo limitados, el primer tiraje de A Triumph For A Man (1997) contó sólo con 2,000 copias; sin embargo fue suficiente para que la prensa de su país los volteara a ver y Gaffa decidiera rendirse a sus pies con dos calificaciones casi perfectas.
Sony International los contactó en el 2001 y los firmaron en el 2002 con la intención de hacerlos sus estrellas escandinavas. Su primer requerimiento fue que la banda seleccionara sus canciones favoritas de sus dos discos previos para grabarlas de nueva cuenta bajo un trabajo de producción mucho más profesional que lideró el aclamado Rich Costley, quien posteriormente trabajó con Muse, Foster The People y Sigur Rós.
Así pues, Frengers (2003) fue el resultado de todo lo realizado a lo largo de seis años de trabajo creativo. ‘Am I Wry? No’, ‘156’, ‘She Came Home For Christmas’ y ‘Comforting Sounds’ fueron re-interpretadas y probablemente mejoradas para su reconocimiento internacional y además la banda decidió componer un par de temas nuevos en forma de ‘Snow Brigade’ y ‘She Spider’, para complementar el concepto.
Como una agrupación nacida de la Universidad de Copenhague, jóvenes estudiantes de cine y animación, la visión de un concepto unificador siempre ha estado presente, al igual que la importancia de los visuales para narrar la historia de desamor que supone el disco, misma que se desarrolla en un mundo surrealista de figuras románticas que incluyen a gatos violinistas, Muñecas Matrushka a punto de desmoronarse, soldaditos de plomo y demás.
De la desilusión de ‘Am I Wry? No’, pasando por la obsesión en ‘156’ y ‘Snow Brigade’ al dueto con la vocalista sueca de Stina Nordenstam en ‘Symmetry’ que sirve como una especie de falsa reconciliación, el disco es en sí mismo un viaje a través del duelo… mismo que da fin con la magna ‘Comforting Sounds’, en la cual Jonas Bjerre empieza cantando en soledad, sin ningún tipo de instrumento como fondo musical, que desearía compartir su soledad. Su deseo se vuelve una realidad cuando una instrumentación orquestal de alrededor de 30 elementos lo rodean en un continuo in-crescendo.