Por Mario Yaír T.S.
Tras haberse aventurado a presentarse en Monterrey, Queen viajó a Puebla para dar conciertos las tardes del 17 y el 18 de noviembre de 1981, pero Freddie Mercury jamás imaginó que un sombrero de paja estaba a punto de dirigirlo al público más difícil de toda su carrera.
En Monterrey un hombre se había hecho pasar por él. Estuvo dentro de su cuarto de hotel y lo atendían como si realmente fuera La Reina, pero cuando el verdadero Mercury llegó, le negaron el acceso porque ya estaba en su cuarto. ¡Vaya sorpresa!, Mercury terminó atacado de risa al descubrir lo que pasó y terminó regalándole una camisa a su ingenioso fan. Fue un buen sabor de boca para el trago de amargo tequila que se avecinaba.
En el Estadio Olímpico Ignacio Zaragoza de Puebla, Queen comenzó con ‘We Will Rock You’, ‘Bohemian Rhapsody’, ‘Love Of My Life’ y para el segundo tiempo del show, el olor a mariguana ya inundaba el ambiente, algunas parejas se aventuraron a tener sexo en pleno concierto, y las cervezas entraron de contrabando. Esa clase de conciertos siempre rebasaban la escasa seguridad de la época. Al llegar a la canción ‘Another One Bites the Dust’ ocurrió el acabose.
Como una señal de humor o quizás queriendo conectar con los mexicanos, Mercury salió a escena sin playera y con un enorme sombrero de paja, cual mexicano debajo del nopal (y aceptémoslo, hay una enorme diferencia entre un sombrero de paja y uno de mariachi). Los poblanos no se lo perdonaron y ofendidos, a lo largo de su interpretación, comenzaron a lanzarle zapatos, botellas, calcetines con tierra y cosas que a gusto del lector es mejor no mencionar.
Mercury no se inmutó, continuó cantando mientras sus músicos no sabían cómo reaccionar. La rechifla era sólo equiparable al que De la Madrid recibió al inaugurar México 86. Molestos, acordaron cerrar con ‘God Save the Queen’, y su mítica despedida recuerda por qué cancelaron sus conciertos en Guadalajara y Ciudad de México, – “¡Mexico thank you for the shoes, adiós amigos, mother fuckers. Good bye you bunch of tacos!”-. El caos seguía en las calles, carros y camiones incendiados a la redonda y las pocas tiendas abiertas, saqueadas. Enfrentamientos entre jóvenes y policías a macana limpia solo eran preámbulo de lo peor: faltaba una presentación más.
La segunda fue sudorosa. No habían comenzado la primera canción y el audio ya estaba fallando, las rechiflas reaparecieron. El clásico baño de cerveza que Mercury daba a las primeras filas tampoco fue bien recibido por quien le cayó la lata. Y cuando hicieron Playback en Bohemian Rapsody, los abucheos acrecentaron. Todos querían oír los coros en vivo, no en pantalla como pasó.
Pese a todo, Mercury comprendió que en un concierto de rock esas cosas pasaban y al final agradeció al público por, -“no haber sido igual que los de ayer”-.
Cancelados los conciertos, Queen aprovechó las fechas para pasar sus últimos días como turista en la ciudad, así llegaron a un Hotel en la Zona Rosa. Cuentan que en un centro nocturno, Freddy vio un piano y se puso a improvisar frente a los pocos desvelados que lo acompañaban. Una rueda de prensa se hizo antes de partir.
Solo años después salieron a la luz todos los trámites burocráticos, y la corrupción que tuvieron que soportar para presentar sus únicos conciertos en tierra mexicana. La memoria de una eufórica semana que terminó con una tranquila noche de piano en un bar.